lunes, 30 de marzo de 2020

Los datos son alentadores, dice



Todo va sumando, no es sólo la baja calidad de los dirigentes (inútiles gestores), el periodismo de propaganda, la educación pobrísima, los intelectuales conformistas, los lectores, los ciudadanos que se acomodan a lo que ven y oyen, la falta de voluntad de conocer más allá de lo obvio, el nulo espíritu crítico. Todo eso ha conformado un país no preparado para eventos extraordinarios. A otros países también les está ocurriendo. El ecosistema no es diferente. Pero mirad los números, el diferencial, las cifras relativas.

La sanidad, hay que acordar, la mejor del mundo. Nuestros políticos se ufanaron de construir grandes hospitales con el mejor material y los instrumentos más modernos. Nos deslumbró, nos atendían, nos curaban, nos cuidaban. Estaba bien, cómo negarlo. Pero olvidaron algo más importante y mucho más barato, la prevención. Ni siquiera cuando se veía llegar. Pasaron cuatro meses, desde el noviembre de Wuhan, y no previeron.

El diferencial de contagios y muertes con otros países se llama prevención: educación sanitaria, material médico básico, tests, respiradores, ucis, seguimiento internacional de la epidemia, control de las vías de llegada, movimientos de la población en las primeras semanas desde los focos de contagio en expansión, aplicaciones del Big Data. Es desolador el vacío de este país en todo eso. Eso es política, eso debería ser la política, lo demás, que es lo único que había, se llama propaganda. Un enjambre de periodistas y asesores, gabinetes y canales de televisión al servicio de la causa. Quiero buenos gestores para mi país, gestores con visión política, me sobran políticos. Qué ciencia tienen los políticos de ahora (mirar sus profesiones, sus credenciales, su experiencia), qué formación, por qué esos que se muestran hasta la náusea en las teles, habrían de ser mejores que un médico con experiencia de hospital, un economista que conoce las empresas, el trabajo y las finanzas, o un juez que sabe de tribunales y leyes.

Prevención también significa ahorro para cuando vienen mal dadas y no tener que ir de pedigüeños a otros países para que nos saquen del apuro. Tanta política de escaparate, donde no se miraban los costes, hospitales enormes, museos contemporáneos que nadie ve, tantas líneas de AVE, tantas subvenciones para proyectos que se disuelven en nada, sobresueldos para tantos asesores de propaganda pero no de gestión. De que nos sirve todo eso, de que nos servirá cuando salgamos de esta.

Los datos son alentadores, dice la Sexta


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