El
protagonista de El
escándalo
(Bombshell),
junto a tres famosas presentadoras, es el creador de un éxito en los
USA, Fox
News.
Desgraciadamente, la
película no
analiza los métodos utilizados para hacer de las noticias de ese
canal un éxito irresistible, sino que
trata
una derivada menor, con más impacto mediático
y que satisface a una ideología dominante ahora
mismo, y de ese modo
hacer caja. Lo
relevante de Roger Ailes fueron los métodos utilizados para imponer
el
modo de hacer noticias en su
canal y con ello hacer
ganar dinero a la familia Murdoch y colaborar
decisivamente en el ascenso de Donald
Trump
a la presidencia. Ailes creía en dos cosas que, junto a otros, han
dado
validez a una forma de
percibir
la realidad: los espectadores de su cadena eran o son consumidores de
noticias (no ciudadanos con juicio propio) y, dos,
quieren
que no les contradigan sus creencias, sino más bien que asienten sus
prejuicios. Así que Ailes se puso a ello, crear una cadena de
noticias que satisficiera a
sus espectadores moldeando y falsificando la realidad de acuerdo con
sus falsas
creencias y predisposiciones.
Un
político comprendió
lo mismo al mismo tiempo y ¡bingo!
Ailes
construyó
la realidad que sus espectadores deseaban. Así triunfó
Trump. Los
populistas de toda laya siguieron
su ejemplo o ya le habían precedido (Barlusconi, Viktor Orbán).
En España Jaume
Roures,
por
las mismas fechas, construyó un sistema mediático
con
las
mismas
ideas que ofreció al independentismo en Cataluña y a la izquierda
posmoderna en el resto de España.
¿Tiene alguna importancia que estén en extremos del espectro
político? (Es curioso que se defienda la libertad de prensa pero al mismo tiempo se fustigue a quienes critican a los medios. Sólo hay libertad en una dirección). Ambos se han salido con la suya, llevando al poder a sus
promocionados.
El
asunto del abuso de poder para obtener favores sexuales de sus
presentadoras, el
tema de la película,
llamativo, mediático, indica la moral difusa, laxa e irresponsable
del personaje, una falta de principios morales que afectaba a un
asunto mayor, más complejo, decisivo y
trascendente,
y que incluye al anterior, su concepción del periodismo y de la
política, ajena a la presentación
objetiva de los hechos (lo
que
debe hacer el periodismo) y al debate racional y deliberativo (lo
que
debe hacer la política). Y eso nos ha afectado a todos, cambiando
nuestra forma de percibir la realidad, en
la senda de la
transformción de
la mente contemporánea.
La película es muy mala, no la salvan sus famosos actores y
actrices. Los políticos aupados al poder para satisfacer a un
electorado que ve por fin su resentimiento y racismo bien
altos
son lo más mediocres de que se tiene noticia, tanto aquí como allí.
Podría pensarse que esa mierda afecta sólo a
los inmorales enemigos.
Ese un
prejuicio extendido
creer
que si nuestros
representantes, los nuestros, hacen algo ilegal (pongamos el Gal) lo
hacen porque nuestra
causa
es mas noble, el fin justifica. No
reconocemos que nuestra visión sea falsa, que nuestras verdades no
lo sean, que nuestras ideas sean prejuicios.
El resultado de
los informativos de los Ailes y Roures es
una sociedad fracturada,
enfrentada, con una imagen deformada de la realidad. Pero
los
espectadores/electores/consumidores
maleducados
estaban
ahí,
dispuestos, expectantes, no
se los han inventado Ailes y Roures, simplemente les han dado alas.
Les
han
satisfecho, han
convertido sus
prejuicios en realidad alternativa, han creado para ellos. Pasado
el tiempo, no han rectificado, se les ofrecen mejores
opciones, pero las rechazan. Tal el caso de Buttigeig.
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