martes, 3 de diciembre de 2019

El triunfo de Vox



Se dice que Sánchez ha fracasado en su propósito al convocar elecciones. No del todo, es más, se podría decir que ha cumplido en parte sus objetivos, otra cosa es que eso se pueda considerar un triunfo. Ha tenido menos diputados, pero su tandem urdidor, Tezanos/Redondo, con la ayuda de sus terminales de desinformación, que no están en el partido ni en los ministerios sino en los periódicos y medios afines, que son la mayoría, y que ya no son, sino mínimamente, transmisores de noticias (una democracia entra en crisis cuando la mayoría de periódicos, medios y periodistas renuncian a informar para ponerse al servicio del poder), ha conseguido dos objetivos de incalculable valor, destruir a un partido, al menos de momento, CS, que podría ser rival en el centro, y aupar, hinchar, a otro cuyo valor político para que el PSOE siga siendo primera fuerza es incalculable. El primero ha sido destruido creando entre los votantes la expectativa de que se desinflaba, que perdía adhesiones a chorros; el segundo, al contrario, que las expectativas de voto crecían como la espuma. Los votantes han abandonado al perdedor y se han apuntado al ganador. Sin rival en el centro, haga lo que haga Sánchez, se desvelen las corrupciones que sean en el PSOE, pacte con quien pacte, tendrá asegurada una base suficiente para gobernar, si las cosas de desarrollan conforme a sus deseos.

El potencial de Vox es distinto, además de disminuir decisivamente al PP, es la antorcha de la amenaza, ahí estará, servicial, para sacarlo en la 1 y afines, cuando sea necesario: para tapar escándalos de corrupción, como ahora los ERE, o para contrarrestar los pactos antinatura o simplemente para promover una idea, un proyecto al que Vox se opond, lo que lo reforzará considerablemente. Ya se ha conseguido que Podemos no se vea como la otra cara del populismo frente a Vox, simplemente ya nadie les compara. Vox está ahí para hacer admisibles los pactos con Bildu y ERC. Pase lo que pase, Vox siempre estará en primera plana. Lo extraordinario es que, en las tertulias como invitados y en entrevistas, tanto PP como CS acepten las preguntas de los periodistas entregados, ávidos de 'Vox' como tema, obviando los asuntos principales, siguiendo el juego. Que los españoles lo acepten es otra cosa, están aleccionados, educados, con las ideas, los principios y las convicciones dominantes, sometidos acríticamente a la corriente principal.

Se muestra así el PSOE como un instrumento político ineficiente para la convivencia y el progreso del país, y hasta reaccionario, más que Podemos, más que Vox, puesto que ninguno de estos dos tienen opciones de dirigir un gobierno, y porque elige de compañeros a los reaccionarios. Si Vox se convirtiese en el primer partido, las demás fuerzas no tendrían inconveniente en pactar entre todas ellas un gobierno contra Vox. No tiene, sin embargo, el PSOE escrúpulos en pactar con el partido heredero de los asesinos que aún no ha renunciado a la idea de que matar sea una opción política admisible, ni con los independentistas que han sido condenados y encarcelados por dar un golpe de Estado. Vox solo es una idea, no hay actos en su haber, al contrario que en Bildu o en ERC. Pactando con ellos, el PSOE acepta condiciones que disminuyen la igualdad y la libertad de la mayoría de los ciudadanos, fragiliza la democracia. Qué se propongan nuevos procidimientos constitucionales para que los españoles seamos más desiguales no puede ser progresismo sino reacción.



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