domingo, 10 de noviembre de 2019

Contra la depresión, Zagajewski


El actual momento odia la grandeza”.

Votar es un acto moral, vota quien se siente concernido por la realidad, ante las imperfecciones y los estragos del mundo, en solidaridad y cooperación con los demás hombres. Por eso es mejor votar que no hacerlo, y hacerlo en positivo, votar a uno más que a otro, siempre hay una opción mejor o menos dañina.

Cumplida la obligación moral, puede uno dar la espalda hasta la próxima vez a los mediocres a quienes no tenemos más remedio que votar, esperando que no lo estropeen, y dedicarse a lo suyo, buscar el sentido, vivir la vida, disfrutarla si es posible y mejorar el mundo dentro de la responsabilidad de cada cual.

A ello ayuda la voz de poetas como Adam Zagajewski.
No me gusta etiquetar la poesía. Mi poesía son instantes de epifanía. Uno necesita esa leve exageración que es el arte, pero también momentos de total sobriedad para advertir la miseria del mundo: encontrar un equilibrio entre lo bello y lo maligno. Necesitamos al arte como suplemento para el alma”.

Como muestra el caso Zagajewski (hoy, en El Mundo), los jurados del Nobel son tan pomposos como ciegos, la pompa de los premios suele lleva incorporada la ceguera.

En la belleza creada por otros

Sólo en la belleza creada
por otros hay consuelo,
en la música de otros y en los poemas de otros.
Sólo otros nos salvan,
aunque la soledad sepa a
opio. Los otros no son el infierno,
si se les ve temprano, con sus
frentes puras, lavadas por sueños.
Por eso me pregunto qué
palabra debería utilizarse, «él» o «tú». Cada «él»
es una traición a un cierto «tú» pero
a cambio el poema de alguien
ofrece la fidelidad de un grave diálogo.


(De Temblor, 1985)


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