sábado, 13 de julio de 2019

Un mes en el campo (película)



Un mes en el campo fue llevada al cine nueve años después (1987) de que J. L. Carr la escribiera por un dubitativo Pat O’Connor. La novela adopta la forma de una comedia ligera donde los elementos que la conforman están en un equilibrio que solo la maestría técnica de Carr consigue mantener: toques melodramáticos en las secuelas que la guerra ha dejado en la personalidad de Moon y Birkin, breves apuntes de los caracteres de la variada fauna humana que se presenta ante el mural en trance de aparición, ligeros toques de humor y el esbozo de una pasión romántica que no se desarrolla. O’Connor subraya cada un de esos aspectos enfáticamente, por ejemplo, un plano inicial en que vemos a Birkin arrastrándose bajo la alambrada de una trinchera o su tartamudeo continuado apenas perceptible en la novela. En cambio otros, como la homosexualidad de Moon están sugeridos con tanta timidez que dudo que el espectador no novelado pueda advertirlos. También falta la explicación técnica del trabajo de un restaurador que hace instructiva la lectura.

En fin, aún así siempre es bienvenida cualquier filmación de una novela que te ha gustado. Me divierte ver en pantalla el contraste con los personajes que mi mente ha recreado. Los Moon y Birkin de Kenneth Branagh y Colin Firth, muy jóvenes, se acordan bastante bien a lo que mi imaginación había ido tejiendo. En cambio el resto de personajes, empezando por la Alice Keach de Natasha Richardson, me resultan extraños. Ha pasado poco tiempo desde que novela y película vieron la luz. La escritura de Carr permanece intacta, las imágenes de O’Connor han envejecido mal.


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