jueves, 21 de marzo de 2019

El Gordo y el Flaco (Stan & Ollie)




          Humor blanco, risa blanda, película blanda, qué otra cosa puede decirse de esta película. Quizá valga para descansar después de un día ajetreado o de un largo viaje, como me ha ocurrido a mí, quizá sirva para rememorar nuestra infancia, aquellos tiempos en que todo el mundo veía las mismas películas al mismo tiempo. Te sientas, esperas sonreír de vez en cuando, reconocer los gestos amanerados del gordo, ver los ojillos risueños y semicerrados del flaco, sonrisa, ternura, lagrimillas, más por lo que recordamos que por lo que vemos. Pulida, cuidada, bien interpretada, en la interpretación está toda la cosa (Stan es Steve Coogan y Ollie es John C. Reilly). Poco más te da le peli, salvo saber qué fue de ellos tan sus grandes éxitos de los treinta. Pero la gira de despedida que hicieron por el Reino Unido, en 1952, poco aporta, unas leves riñas seguidas de reconciliaciones, teatros de medio pelo antes de Londres, la presentación de sus respectivas mujeres, con carácter, y la ilusión de una última película, que sabemos que no van a hacer, sobre Robin Good (Robin Hood). Simpáticos, bonachones, tiernos, intrascendentes. Como todo en este mundo.


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