sábado, 10 de noviembre de 2018

El sueño de la inmortalidad en África


           María Blasco y Aubrey de Grey son dos reconocidos especialistas en su campo, la investigación en telómeros y la gerontología. Eran los ponentes de esta tarde, bajo el tema El sueño de la inmortalidad. De Grey ha situado el problema. Hasta no hace mucho el envejecimiento se trataba desde la geriatría, es decir, contemplado como el resultado de una serie de enfermedades a las que se trataba de paliar. Él, por el contrario, es un pionero de la gerontología, Cuál es la diferencia. Esta perspectiva plantea el problema como el resultado de la acumulación de daños ocasionados por el metabolismo a lo largo de la vida. Hay un montón de patologías que aparecen en la etapa final de la vida como consecuencia de esa acumulación de daños. La geriatría no funciona porque esas enfermedades (alzheimer, parkinson…) no se curan. La gerontología es preventiva. Cómo hacer que el metabolismo sea más limpio. El cuerpo humano es una máquina biológica y como tal acumula basura, células muertas y defectuosas, basura intra y extracelular. De Grey contempla siete niveles en los que se puede intervenir, limpiando, reforzando, interviniendo con enzimas, en el sistema inmunológico, con células madres. Es un campo que ya tiene un siglo de vida y en el que hay un inversión creciente en empresas que tratan el problema: regeneración macular, enfermedades cardíacas, preservación de órganos de cara a trasplantes, eliminación de la senescencia celular, terapias de suicidio celular. La industria del envejecimiento es enorme, asegura, incluso en el caso de productos que no funcionan. Para De Grey, no se trata tanto de contemplar la inmortalidad, nunca habla de ello, como de ampliar la longevidad.

          El punto de vista de María Blasco es más práctico. Ella no se ocupa tanto de prolongar la vida como de procurar que la vida posible sea más sana, es decir, que si el tope de la vida del humano actual está en torno a los 120 años, que el periodo de vida sano, sin enfermedades de la vejez, sea más prolongado. También ella asegura que es el envejecimiento el origen de determinadas enfermedades y no al revés. Controladas más o menos las enfermedades infecciosas, de las que antes moríamos masivamente, ahora es el turno de las enfermedades que aparecen a partir de los 40 años: cáncer, cardiopatías, alzheimer. Lo que se plantea, por tanto, es retrasar en lo posible las enfermedades causadas por el envejecimiento. La longevidad, asegura, es flexible en la naturaleza, desde los dos años que vive un ratón, a los 200 de una ballena, los 250 de una tortuga o los 420 del tiburón de Groenlandia. Por qué no podríamos vivir tantos como ese tiburón. Ella ha estudiado la erosión de los telómeros como causa del acortamiento de la vida. La telomerasa es una enzima que regenera los telómeros, el problema es que deja de funcionar cuando nacemos. ¿Podríamos volver a ponerla en marcha? El cáncer, por ejemplo, la activa. Ella y su equipo han conseguido frenar la progresión de algunas enfermedades como la fibrosis pulmonar, una enfermedad irreversible, con terapias telómericas. No se trata de frenar el envejecimiento como de curar las enfermedades que ocasiona.

           Como sucede a menudo en estos debates, alguien ha alzado a África en el periodo de preguntas. Qué pasa con África. Si aplicamos estas técnicas en Occidente, y entre los ricos, no es una injusticia con respecto a África. De Grey ha saltado como un resorte. Ese tipo de preguntas, esa mentalidad, lo que hace es retrasar la investigación y la aplicación de terapias. Es España, el 90 % de las muertes se deben a las enfermedades del envejecimiento, ¿no es una obligación por parte de los científicos tratar de frenarlas? No se ha dado el caso, en la historia, de que ningún avance en medicina haya quedado reducido a Occidente.

No hay comentarios: