sábado, 27 de octubre de 2018

Distortion Bach (La Fura dels Baus)




               ¿Se puede juntar una cantata profana de Bach, música electrónica, danza, flamenco y proyecciones de vídeo en un único espectáculo? Cómo no, todo es posible si hay una buena idea detrás, un hilo que conduzca a un significado superior. Es la propuesta de La Fura del Baus. Hay momentos logrados, algunos visualmente poderosos, sobre todo cuando interviene el bailarín (Miguel Ángel Serrano), vestido de blanco en contraste con lo demás, otros de conjunción escenográfica y música, como cuando interpretan La Folía di Spagna (dos veces, una en el discurrir de la representación, otra como regalo final), con una extensión rapera por parte del barítono, pero en conjunto la obra chirría, literalmente, por el abuso de la amplificación a que someten a los instrumentos de cuerda y a las voces de soprano, barítono y cantaora. Qué manía la de amplificar electrónicamente. Hay momentos en que la distorsión se hace insoportable, ininteligibles, por ejemplo, los recitativos o la declamación poética en favor de la cerveza de la cantaora (imposible saber lo que dice) y, en general, cuando suena la música instrumental, violín, viola y violone. Además, desde mi punto de vista, la música directamente electrónica, los sintetizadores, aporta poco o nada. La música de Bach, a pesar de todo está ahí, y uno hace lo imposible, por aislarla del ruido, por adivinarla detrás de la distorsión. El espectáculo se llama Free Bach 212, por la cantata BWV 212, Bauernkantate o Cantata de los campesinos, pero debería llamarse llanamente Distortion Bach.

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