miércoles, 18 de abril de 2018

Quince personas




                 Quince personas, esa era toda la audiencia. Es verdad que el invierno ha sido un huésped incómodo, que ha tenido que marcharse con estrépito porque ya nadie soportaba su presencia, y que, cuando ha llegado el sol, todo el mundo ha salido a la calle a tomarlo a cucharadas, pero aún así, se trataba de Antonio Machado, y de León Felipe. A esta ciudad, que posee el mejor archivo del poeta mayor del siglo XX español y que guarda la mayor colección de su biblioteca personal, no le ha interesado la charla que han mantenido Gonzalo Santonja y Fanny Rubio. Y han dicho cosas interesantes, quizá la más llamativa, la que hilaba el coloquio, haya sido que aquellos versos que Machado guardaba en su gabán cuando murió en Colliure, junto a otro papel con el comienzo del monólogo de Hamlet y otro con correcciones a un poema para Guiomar, los considerados últimos versos que escribió, Estos días azules, y este sol de la infancia, fuesen un recuerdo o la continuación de la conversación que mantenía con su amigo León Felipe, con el que venía dialogando desde la muerte de sus dos mentores Juan Ramón y Unamuno. Antonio Machado no estaba solo cuando murió, lo acompañaba su amigo León Felipe. Quince personas interesadas en el mayor poeta de España.

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