domingo, 17 de septiembre de 2017

Rohingya


Rohingya llegando a Bangladés desde Myanmar, el pasado 14 de septiembre. ALLISON JOYCE
Nunca hemos tenido libertad, siempre vivimos asustados. Nos torturan de diferentes formas”, balbucea Ramjam, que solo ahora se percata de que su rostro ha quedado al descubierto. Pudorosa, se cubre la cara, salvo los ojos, con un velo negro. 
                Los rohingya son una minoría en Myanmar, la antigua Birmania. Son perseguidos a muerte por el ejército y la población budista, por ser musulmanes frente a la mayoría budista. Huyen por miles, diariamente, como en esta extraordinaria fotografía, hacia Bangladés. Experimentan en su piel lo que decía Thomas Hobbes: La vida humana fuera de la sociedad organizada es "solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta". Los rohingya podrían ser mayoría y perseguir a los budistas, de hecho, con otro nombre y otra piel y otra lengua, con la misma u otra religión, son mayoría en otros lugares y persiguen a otras minorías. Formar parte de una mayoría, o de una minoría, es mirar el mundo con los cristales empañados que proporciona el grupo de pertenencia. Con ellos centras el mundo, crees ser la almendra del cosmos, poseer la verdad, lo que te da derecho a todo. Poder irracional de unos frente al miedo de los demás. Es una desgracia de la que, tras siglos de intentarlo, buena parte de la población no se ha emancipado. Algunos filósofos lo comprendieron y propugnaron un modo de relacionarse que fuese anterior a los cristales empañados, un sistema que integrase las desavenencias. Hobbes teorizó la necesidad del Estado de Derecho a partir de su propia biografía, había nacido prematuramente cuando su madre entró en pánico ante la noticia de que la Armada Invencible se acercaba a Inglaterra: "El miedo y yo nacimos juntos como gemelos". Regulamos la vida social con reglas y procedimientos, incluso el modo más preciso de acercarse a la verdad, el científico, está sometido a estrictos procedimientos. El Estado moderno surgió en el siglo XVII tras guerras devastadoras que enfrentaron a países y religiones que creían que la suya era una creencia con una visión privilegiada de la realidad. Desde entonces ha ido evolucionando, integrando, por ejemplo, a la democracia como forma de otorgar representación y poder a mayorías y minorías. Sin Estado o con estados defectuosos, con distantes y opuestas percepciones de la realidad, se persigue y se mata todavía. El Estado y la ley que lo regula nos permite escapar a la barbarie.

    Incluso algunos esplenden su adscripción ideológica para defender una causa justa. ¿De otro modo no lo sería?


No hay comentarios: