lunes, 5 de junio de 2017

4. Polonnaruva



           El sitio arqueológico de Polonnaruva es un complejo de 122 hectáreas donde los primeros reyes cingaleses comenzaron a construir una nación en los siglos donde en nuestras tierras se extendía el románico. Aquí se aprecia la diferencia entre cultura y civilización. La cultura sabe hacer una cosa o unas pocas cosas, hacer templos, por ejemplo, cosa que no es nada fácil. La civilización es una forma compleja d organizar la vida. Estos reyes cingaleses, de origen indio, del siglo XI y XII convirtieron el budismo en la religión más importante de la isla y con él trajeron un montón de cosas que habían visto u oído de la India y China. En este complejo hay una serie de templos con sus correspondientes Stupas, cada una de un nuevo rey, una obra que quería superar a la anterior, pero hay más cosas sorprendentes si se las compara con lo que entonces sucedía en Europa: hay una red de lagos artificiales, algunos muy grandes, que canalizaban el agua a las fuentes ornamentales de los palacios pero también a los arrozales. 


           En el museo hay una buena muestra de lo que los arqueólogos, ingleses casi todos del XIX, encontraron, muestras de una tecnología desarrollada, asociada a la agricultura y el comercio También una piedra lunar de forma semicircular, que se repite en las puertas de entrada de los templos budistas, en cada uno de los cuatro puntos cardinales y cuyo origen parece datar del siglo IV, que se parece como una gota de agua a la simbología románica que aparece en las arquivoltas de las portadas: un canto de los animales y plantas, distribuidos en arcos, a Buda. Lo que queda en el sitio, aparte de los palacios, sala del consejo y templos, que llame la atención, son los tres grandes burdas de Gal Vihara, esculpidos sobre la pared rocosa, que recuerdan aquellas esculturas gigantes que los talibanes destruyeron en Afganistán, uno sentado, otro con las manos en el pecho y el tercero recostado.

No hay comentarios: