domingo, 16 de abril de 2017

Subasta en el domingo de resurrección



             No era muchedumbre pero sí un amplio corro de gente la que llenaba la plaza no muy grande de Salas de los Infantes, tan coqueta como la de cualquier capital comarcal de la vieja Castilla. Hombres y mujeres vestidos de forma cuidada aunque ya no de domingo como se solía. Yo tomaba el sol en un cómodo sillón de enea, con un café y el periódico en la mano, absorto en este endiablado presente tan difícil de interpretar: con políticos salidos del arroyo y peligrosos botones al alcance de sus dedos, con hombres blancos cuyo futuro es tan incierto que no desdeñan la muerte como opción, con la ciencia en su mejor momento: no hay día sin algo que descubrir. Me han devuelto a la poesía las bocinas de los instrumentos que anunciaban la entrada de la Dolorosa en la plaza, y luego una voz, tras un breve silencio, que reclamaba atención: una subasta para quitar el manto negro a la Virgen. La gente en corro alrededor ha ido pujando hasta alcanzar los 750 euros que ha ofrecido un hombre de mediana edad, camisa a finos cuadros y pelo entrecano. Debajo del manto negro la Virgen lucía una esplendente túnica blanca por la alegría de la resurrección. (La cámara me ha jugado una mala pasada, por eso muestro la plaza vacía).

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