sábado, 8 de abril de 2017

Cómo llamarlo



             Hay algo peor que hacer el ridículo, perseverar en ello. Es lo que les sucede a los indepes catalanes cuando una y otra vez suplican por medio mundo una pose con algún personaje, aunque sea del pasado remoto (Carter, por ejemplo), para hacerse una foto. Saben que hacen el ridículo, pero se ven obligados a perseverar por la inercia del procès en seguir pedaleando en la rueda del hámster.


            Artesanos de la paz. Así llama lo que sigue denominándose ETA a una pandilla de observadores internacionales a quienes tampoco importa caer en la cursilería con tal de que alguien en el mundo les tenga en mínima consideración. Entre ellos un profesor Mannikalingam, un alcalde de Bayona, un arzobispo de Bolonia y un representante de la iglesia metodista de Irlanda. Todo por la entrega de ¡120 armas de fuego!

           Como ridícula es la campaña de algunos ex próceres ingleses por mantener la gloria del imperio en el reducto de Gibraltar.

           Espiritualidad progresista.

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