Praga mortal, de la misma serie del detective
"Bernie" Gunther, me lancé a devorar, como se suele decir, La dama
de Zagreb. En el caso de Praga mortal, el autor, Philip Kerr, tenía
a mano la trama que la historia le daba, el asesinato del general de las SS
Reinhard Heydrich, pero aquí no hay confección alguna o es muy torpe. Gran
decepción. El calor inicial casi ha llegado al cero absoluto. La he arrastrado
durante semanas, leyéndola a trozos, en la cama, como somnífero. Creo que si
esta serie ha tenido tanto éxito es por dos razones nada literarias: el morbo
que rodea todo lo que se relaciona con el mundo nazi y porque el autor, amasa
tópicos, como en general toda novela de género que se precie, que el lector gandul
suele apreciar, o eso creen los editores. Los diálogos del detective con los
hampones nazis, incluido Goebbels, no tienen ni una pizca de ingenio, los
personajes son planos, la trama y el suspense no existen, las escenas de cama
de Gunther con la actriz coprotagonista no ruborizarían ni a una de esas damas
que siguen rezando el rosario. Existen, puedo dar fe de ello. Además es una
novela larga, larga, interminable.
Precedida
por una gran campaña publicitaria, buenas críticas y mi propia expectativa tras
haber leído
Elle,
la última película de Paul Verhoeven, el de Instinto básico, tan
inmerecidamente elogiada por la crítica, protagonizada muy bien por Isabelle
Huppert, eso sí, sucede algo parecido. El morbo, aquí, radica en la asociación
de sexo y violencia y el atractivo chic en el trazo de una línea difusa entre deseo
y moral o eso dan a entender los críticos. Pero Elle solo es una
película, no un tratado de ética, tampoco refleja la progresiva complejidad de
las relaciones personales ni es un acta de la disrupción de la institución
familiar. Los personajes que aparecen no son retratos que tengan su equivalente
en la sociedad -los casos patológicos no son complejos ni seductores-, ni
pueden asestar una bofetada a la moral convencional, como algún crítico dice,
porque no son más que creaciones del guionista o del novelista que le sirve la
historia. Creaciones planas, solo el montaje o los saltos del guión los hacen
ver como complejos. Todos los que están sentados en las butacas al lado de la
mía saben que han pagado una entrada para ver un thriller no para una sesión
con el psiquiatra. Tan solo es cine. Para mí aburrido.
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