martes, 26 de julio de 2016

Turbon





             Esta vez dormimos una hora más. Dora llega desde Biescas para acompañarnos hasta el Turbon. El sendero sale a 100 metros del camping donde estamos instalados. Salimos a las ocho y media por una senda boscosa en incesante subida, una subida sin descanso. El sendero ha sido desbrozado por los espeleólogos que han estudiado las Simas de Arañonera. Hasta salir del túnel del bosque no hay un metro de descanso en el fuerte desnivel. Tampoco cuando cesa la vegetación y comienza el pedregal. Vemos cimas rocosas pero no es el final, cuando las alcanzamos detrás hay más. Cruzamos un torrente seco y vamos zigzagueando a izquierda y derecha intentando subir por la zona menos adusta. Tras superar los mil metros de desnivel, llegamos al cuello del Otal desde donde vemos, al otro lado el valle de ese nombre que hacía dos días habíamos pateado en dirección al Tendeñera. Subimos al Turbon, desdeñamos el Otal. Vistas espectaculares. Vignemale, las cimas de Ordesa. Bajar siempre es más fácil, aunque el desnivel es vertiginoso. Cuando se acaba el pedregal, comemos en un saliente de roca. Entonces vemos a una familia de holandeses que piensa si subir o no; deciden que sí, aunque parece que no están bien preparados. Al llegar al camping, buscamos el río y nos pegamos un chapuzón en las frías aguas. Al salir, tropiezo y caigo entre rocas sin mayores consecuencias. Después nos tomaos unas cervezas en el bar del camping.

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