sábado, 26 de marzo de 2016

¿Y ahora qué?


            Las lágrimas de Mogherini. ¿Eso es todo lo que tiene que ofrecernos la Jefa de diplomacia de la UE?

            La solución está clara. Inteligencia. Es una cualidad escasa, en estos tiempos, en la gestión de los asuntos. Ahí tenemos a los ministros de interior y justicia de Bélgica y al alcalde de Zaragoza, por ejemplo. Europa, que es un Estado en construcción, no tiene servicio de inteligencia que contraponer al libre tránsito de fronteras. Es evidente, que lo necesita con urgencia.

            El otro modo de enfrentarse al terrorismo es el humor. Como en Four Lions, una película inglesa cuyo protagonista es una célula de terroristas islámicos. Sus miembros son tontos pero mortíferos. No se necesita mucha inteligencia para disponer de armas y utilizarlas en el hall de un aeropuerto o en el túnel del metro. Hay que reírse de esa gente. Seguro que no les hace gracia. Humor, desprecio y distanciamiento, son las otras armas contra los terroristas.

            Por cierto, lo ocurrido en Bruselas se parece mucho al comando de Four Lions:

“Lo más chocante de la logística en las masacres de Bruselas es que el subgrupo que atentó en el aeropuerto de Zaventem se desplazara hasta ahí en un taxi. Más primario, imposible: pidieron un vehículo grande; como llegó uno pequeño, devolvieron a su piso uno de los bultos ya cargados con explosivos”. (A la yihad en taxi).

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