Esta
divertida pelea de tontos ("Gabriel Rufián es un gilipollas"),
entre un locutor de radio que debe su carrera a la genuflexión ante el
nacionalismo (dejó de ser nacionalista andaluz cuando el molt honorable le concedió la licencia a su radio ilegal) y uno que ha alcanzado los honores de modo parecido, pasando de la plataforma de charnegos a favor de la independencia, Súmate, a encabezar la lista de ERC. Justo
Molinero (foto), locutor de Radio Teletaxi, y organizador de la feria de abril catalana, y
Gabriel Rufián, diputado en el Parlamento. El
primero se molesta de que le llamen xarnego, el segundo lo tiene a gloria. Dos
casos de provecho personal a cambio de vender una supuesta representación del
amplísimo planeta de los charnegos. Ellos contentos, aunque con la mirada ciega, y sus amos más porque siguen creyendo posible el sueño de la sumisión
voluntaria de un millón de almas (+) a su proyecto etnocéntrico ("No heu bufat cullera fins que no heu arribat aqui", decían en los buenos tiempos), que ahora
disimulan, aunque no mucho.
Como es
divertido disparate la novedad de estos historiadores que inexisten al Cid y lo
convierten en linaje catalán (sic) y a Gonzalo Fernández de Córdoba en Ferran Ramon
Folch de Cardona, después de haber trasterrado a Cervantes, Leonardo, Erasmo o Santa
Teresa.
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