domingo, 14 de febrero de 2016

La música de los sentidos



            Imagina sobre el escenario a dos chicas con ampulosas faldas, con generoso escote y generosos muslos, una de rojo intenso y la otra de azul eléctrico; imagina a los músicos, piano y flauta, violín y viola, chelo y contrabajo. Las chicas hablan y gesticulan sobre la música y el olfato, el tacto y la vista y señalan la cajita que cada espectador tiene sobre sus piernas, una cajita con seis bombones. Los instrumentistas hacen sonar sin descanso sus instrumentos, una música melodiosa, pegadiza, con motivos y timbres que relacionan con los sentidos. Cuando el contrabajo arranca con su tema la chica de azul nos enseña el bombón de chocolate negro, la vista; en el segundo movimiento el violonchelo suena a pimienta con leve picor, es el olfato; la viola en el tercero es azahar, miel y limón, es decir, el tacto, pero las chicas están en el escenario y solo, ay, las tocamos con los ojos; para el oído, un Piccolo enciende el bombón de la pasión y para el gusto, el quinto, el violín es vainilla. Un coro de chicas se ha unido en los dos últimos movimientos, todas de blanco, dirigidas por otra chica tan joven como ellas. Hay un sexto sentido y un sexto bombón, pero hay que escucharlo en casa, degustando la música en la web.



            Los bombones son deliciosos, estimulan realmente a los otros sentidos, la música ligera, new age, a lo Michael Nyman, la experiencia original y con ganas de repetirla si se presenta la ocasión. Todo hermoso, juvenil, fresco, la butaca del espectador meciéndose en una nube que sobrevuela la ciudad sombría.


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