viernes, 1 de enero de 2016

Felices los felices

           

            Pocas cosas tan deprimentes que comenzar el año un primero de enero. Si se ha sobrevivido a los musicales de la noche anterior, que parece que estén confeccionados para zombis por cantantes embalsamados, o a los programas de humor, tipo club de la comedia o las polonias de TV3, que exigen que dejes el cerebro lejos de la butaca de mirar, te espera el ñoño concierto de año nuevo que es a la música lo que el sport y el marca a la competición deportiva o al periodismo, si es que de eso algo ha sobrevivido en estos años sobrantes. Y después te queda un largo día vacío, lleno de horas muertas que apenas se rellenan con películas más vacías o más muertas o series repetidas, todo junto a la pantalla del televisor. Claro que habrá algunos que preferirán mirar de nuevo en la pantalla más pequeña, la de mano, las cursis felicitaciones y felices los felices del día anterior. A ver si el 16 empieza de una vez.

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