viernes, 11 de diciembre de 2015

Selección de Diario de una buena vecina, de Doris Lessing




            Cuando la gente muere, lo que lamentamos es no haber hablado lo suficiente con ellos.

         ¿Por qué no hablé con él cuando lo tenía aquí? La respuesta es que no quise hacerlo. No quería saber.

         ¿Has pasado por la experiencia de descubrir, repentinamente, que no te conoces a ti misma?

         La manera en que las mujeres se comunican —con medias palabras, gestos, insinuaciones y sonrisas— es muy buena, es agradable y divertida, de lo mejor que conozco.

         Jan, ¡hacemos nuestra elección mucho antes de lo que creemos! (Joyce)

         Me preguntaba si estaría viendo: ¿una anciana, una mujer entrada en años o una mujer madura? Ahora sé que lo que uno ve depende totalmente de la edad de la otra persona.

         ¿No te parece raro, Joyce, cómo todos nosotros damos por sobreentendido que los ancianos son algo que hay que esquivar, como un enemigo, o una trampa? ¿No les deberemos algo?

         La verdad es intolerable, ¡eso es todo!

         No, la gente es lo que es durante toda la vida. (Vera Rogers)

         Annie Reeves habla casi totalmente a base de tópicos, pero para ella no son tópicos, son palabras que brillan de evidente verdad. Escucharla es como oír un estadio primitivo de nuestro lenguaje. Dice—: No eres vieja si tienes el corazón joven. Y yo tengo el corazón joven. —Ha oído estas palabras, pensado en ellas, sabe que se aplican a ella, las utiliza con respeto. Dice—: No me gusta estar con viejos, me gusta la compañía de gente joven como usted. —Dice—: Si me hubieran dicho cuando era joven que podía acabar así, no les habría creído. —Dice—: El tiempo no espera a nadie, tanto si nos gusta como si no.
         La verdad es intolerable, es más de lo que se puede soportar, hay que embellecerla.

         Los ancianos precisan un enemigo (¿sólo los ancianos?)

         Saliendo de la cálida vida familiar, que acaba con la gente.

         Cuánto toleramos en la gente sin llamarlos nunca locos.

         Cuando te comprometes con los infinitamente indigentes, se supone que aceptas la carga de la culpabilidad. Necesitan mucho: les puedes dar muy poco.


         Cuando digo lo que ella tenía derecho a tener, ella, una anciana, que va a morir, es algo que elimina apuros, sufrimiento, injusticia, dolor… niega, en pocas palabras, a la condición humana.

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