martes, 15 de diciembre de 2015

Espectaculo

   
       Si las teles se han apoderado de la política, si la han reducido a puro espectáculo, mejor huir de ellas y buscar auténtico espectáculo en otro sitio. Era difícil imaginar que la política cayese hasta el nivel del fútbol, ocupando tramos enteros de programación en todos los canales al mismo tiempo y donde lo importante no es la serena exposición de problemas y soluciones, sino dar bien ante las cámaras y ser más agresivo que el contrincante, pero ese momento ha llegado, el de la banalizacion, el de la vulgaridad. ¿Cuánto puede aguantar un país en el que los asuntos públicos dejan el parlamento para discutirse en los platos de televisión?

      Susana de Haendel es una obra que se escucha poco, un oratorio que ni siquiera en la época del autor tuvo mucho éxito. Siglo y medio después con los buenos músicos de la Wiener Amademie está viva y emociona, no sólo por la fresca música de Haendel también por el tema de la mujer que defiende su dignidad ante dos hombres que quieren asaltarla utilizando su poder y autoridad. Ese es el espectáculo que ha salvado este día, en el que la política ha competido por la audiencia con los programas de José Javier Vázquez y María Teresa Campos, y con los carruseles deportivos.

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