martes, 20 de enero de 2015

The Imitation Game (Descifrando Enigma)



            Quién sabe qué películas quedaran, pero después de ver Imatation Game no me cabe duda de que esta será una de las pelis que me gustará volver a ver dentro de unos años. 

             Es una peli emocionante, lo justo para que en momentos escogidos apunte una lagrimilla en los corazones más endurecidos, clásica, porque está contada sin alardes, sin movimientos extraños, sin escenarios oscuros, de modo que sólo se presta atención a lo que se cuenta, llena de interés, con esas dos tramas tan hábilmente mezcladas, el trabajo de un puñado de mentes brillantes, matemáticos y lingüistas, por descifrar la máquina Enigma, en el transcurso de la guerra mundial, que derrotó a los nazis, y la vida privada del genio excéntrico Alan Turing, desde la secundaria a la universidad y a su vida en el Manchester de 1952, tras la guerra, donde la poli le interroga por conducta impropia y, según el guionista, le lleva a un callejón sin salida, cada una de ellas contada con tanta sabiduría, con tanta acción y emoción, como enfrentar a buenos y malos, a tontos y listos, a duros e inteligentes, como en un buen thriller de acción en la primera trama, y en la segunda, el descubrimiento, desarrollo y castigo de la homosexualidad de Turing, con tanta sutileza y con tan poco morbo como pocas veces he visto tratado este asunto en el cine, que se sume uno en la butaca y no quiere despegar. 

              Y qué bien está hecha, todo contribuyendo a que sea una delicia, la música, el montaje, la interpretación -¿por qué los actores ingleses son tan buenos? Lo siento por Michel Keaton, pero Benedict Cumberbatch está insuperable. Seguramente otras moderneces se llevarán los oscares principales, como Birdman, y qué importa. Eso sí, ahora que los precios han vuelto a la sensatez, hay que hacer el esfuerzo por ver la peli en pantalla grande. 

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