miércoles, 22 de octubre de 2014

Camino 16


        Terradillos - Bercianos. Quizá se le pida demasiado al camino. Me parece por lo que voy oyendo que la gente viene más a dejar que a coger. Las pesadas cargas que la vida nos va encimando. Aunque quizá haya quien también encuentre, y de ello se habla, pero quizá porque se habla, con sorna o con admiración, son excepción. Parejas, sexo, ardor más o menos controlado.

       El maldito virus ha hecho que perdiese la etapa ganada en Burgos. Tres días en vez de dos. No he podido arrastrar los pies más allá de Bercianos y ha sido para bien. Saltarse la planificación tiene premio. Bercianos es uno de esos pocos lugares sobre los que coincide la gente, mantiene el espíritu del camino. Albergue parroquial llevado por hospataleros voluntarios, en turno de quince días. En este caso, tres alicantinos. Cama, cena y desayuno a cambio de un donativo. La cena a corrido a cuenta de Daniel, una magnífica sopa de legumbres con picante incluido. Me he arriesgado, tras 24 horas sin probar bocado me he zampado dos platos de esa sopa riquísima. Daniel tiene el don de la cocina, aunque le faltan casi todos los demás. Bueno es simpático como los randas, chistoso y toca la guitaarra. Me ha sentado de fábula.

     Sin embargo, el moento emotivo ha llegado tras la cena. Las 18 personas albergadas nos hemos sentado en círculo alrededor de una vela pascual que ha circulado de mano en mano. Cada cual, quien ha querido, en su propio idioma, ha explicado las razones de su camino. Algunos, con escueta crudeza han hablado de dramas y enfermedades, hasta las lágrimas, otros hemos sido más veniales o banales, pero nadie ha bordeado el misticismo o la almibarada náusea de los creyentes postizos. todo gracias a los magníficos hospitaleros.

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