domingo, 24 de agosto de 2014

La escala del odio



Hamás mató el viernes a 18 palestinos acusados de colaborar con Israel

            La primera manifestación del odio es la ignorancia deliberada del vecino, se hace como si no existiese, no se le tiene en cuenta para organizar la vida en común, se planea dando por sentado que el vecino no tiene nada que decir. En el final de la escala está su asesinato, aunque hay pasos intermedios. Se le asesina del mismo modo que empezó, sin darle voz, sin asistirle en un proceso. Aunque hay un momento fuera de escala, cuando el odio ha destruido la propia humanidad del odiador y este se convierte en máquina: el exterminio de los judíos por los nazis, ahora el de los jazidíes por el Estado Islámico en Iraq.

           Se distinguen en el tiempo y en el espacio los sistemas políticos que han saltado desde la organización tribal, religiosa, nacional, ideológica hasta aquellos en los que la posición comunitaria del individuo no cuenta y ofrecen igualdad de trato a los individuos. Es un puerto al que hay que llegar y no es una conquista para siempre. El mundo está lleno de sistemas antiguos, allí donde una parte de la población no existe, pero incluso la propia Unión Europea, un espacio creado para eliminar los privilegios y las desigualdades, no está exenta del furor comunitarista.



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