domingo, 27 de julio de 2014

La Split de Diocleciano


            Split es el gran Palacio de Diocleciano. Por lo menos para el turista que se ve atraído a las ciudades por la grandeza de su pasado. Un palacio de planta cuadrada (en realidad 169 por 190 metros) siguiendo la construcción de los campamentos que levantaban las legiones romanas, interminable a primera vista. Se conserva muy bien, a pesar de los desastres humanos y naturales que han caído sobre la ciudad. Las cuatro puertas que dan paso al cardo y al decumano, calles centrales que se siguen usando para dirigirse a los cuatro puntos cardinales de la ciudad. La planta baja casi entera, de base con sillares de mármol y bóvedas de ladrillo de una perfección sorprendente.


             El mausoleo del que la Iglesia desalojó al emperador para poner en su lugar a sus santos, aunque no es extraño porque Diocleciano fue el emperador que más les persiguió. Mausoleo que a pesar de los adornos cristianos impone su fuerza. El templo de Júpiter afeado con una escultura del dios romano realizada por un escultor local.



          El extraordinario palacio fue construido en diez años, a finales del siglo III y comienzos del IV, a medio camino entre una villa y una fortaleza militar, en él vivió el emperador los últimos años de su vida. En su mejor época llegó a albergar a 9000 personas. Ahora en su interior viven unas 2000, casi todas sacacuartos de turistas. La fachada sur caía directamente sobre el mar, ahora se ha ganado unos metros de costa para construir un paseo marítimo donde parece que todo Split se desplace por la noche. En el mes de julio hay actuaciones musicales al aire libre en el paseo y en el interior del palacio.


El paso de los siglos ha ido cambiando los propietarios de la ciudad y del palacio, bárbaros, bizantinos, venecianos  austrohúngaros, Napoleón, el comunismo autogestionario de Tito y ahora recién la Unión Europea. La gente del común también encontró refugio entre sus muros, dentro construyeron sus moradas que aún perduran. Puede sorprender al principio pero luego se comprende que ese uso cotidiano del palacio es lo que le ha salvado. Ahora, en estos días de julio caluroso y mediterráneo en su interior los restaurantes, hoteles y terrazas están a rebosar. El palacio es el corazón de Split.


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