domingo, 15 de junio de 2014

La democracia es el antagonismo estructurado


Michael Ignatieff, catedrático dela Universidad de Harvard, fue el líder de la oposición liberal en Canadá hasta 2011:

La democracia es el antagonismo estructurado, no es la guerra. La batalla entre enemigos es la guerra. La democracia es la batalla entre adversarios. Porque además, el que es tu adversario hoy puede ser tu aliado mañana, como sucede en las coaliciones del norte de Europa”.

En España, ustedes tienen un Estado multinacional y la única manera de mantener la unidad nacional es si los catalanes y el resto de españoles se tratan como adversarios y no como enemigos. (…) Jugamos con las mismas reglas, simplemente no estamos de acuerdo sobre el modelo de país en el que queremos vivir, pero es normal y la democracia tiene que ser capaz de dar cabida a desacuerdos de este tipo. Lo importante es mantenerlo al nivel de una disputa democrática y no una guerra civil. Por eso, no puede haber enemigos en el Parlamento español, ni en el canadiense y tampoco en el ucranio.

Los populistas, de derechas o de izquierdas, ofrecen soluciones falsas a problemas reales. En Europa hay grandes problemas. Crisis económica, desempleo, enfado con los inmigrantes…, pero la gente siente que los partidos tradicionales no les ofrecen soluciones reales. La democracia no sobrevive sin soluciones a los problemas reales.

Hace falta liderazgo. Hay que plantarse frente al UKIP [antieuropeos británicos], a Le Pen [Marine, ultraderecha francesa] o a quién sea y decirles que se vayan a tomar viento. La gente vota a los políticos valientes.

El discurso antiinmigración me ofende moralmente. Es especialmente estúpido en sociedades como la europea con una población que envejece y no crece. La inmigración es la solución, no es el problema. Estados Unidos y Canadá tienen una demografía dinámica gracias a la inmigración. Si quieres una Europa libre de guerras, tienes que querer que haya rumanos y búlgaros en las calles de Madrid. Si quieres una economía dinámica, tienes que dejar que venga la gente que trabaja duro. No podremos tener una globalización moral a menos que resolvamos la cuestión migratoria. El miedo y la fobia europea a la inmigración son una vergüenza propiciada por una Europa mediocre, pequeña y provinciana sin cabida en la economía global.

No puede ser que en las democracias liberales sean las clases medias las que soporten el peso del Estado, porque eso es lo que está fomentando que la gente apoye a los populistas. Que las grandes empresas no paguen su parte de impuestos es un escándalo global. El problema es que solo la extrema izquierda propone una mayor carga fiscal para los ricos. Yo defiendo el capitalismo y no creo que sea el Estado el que deba redistribuir, pero también creo que todo el mundo, y repito, todo el mundo, tiene que pagar la parte que justamente le corresponde. Para mí, es un programa centrista, no de izquierda radical. Si no resolvemos la crisis fiscal, nos enfrentaremos a un problema global muy serio. Si no hay justicia social, el sistema simplemente no va a funcionar.

Los últimos 15 años han sido malos para los derechos humanos. Hemos secuestrado gente, torturado, invadido otros países, rechazado a inmigrantes. Las democracias liberales tenemos que ser autocríticas. Los derechos humanos deben ser el eje de la política. Si no, no estaremos gobernando. Estaremos simplemente gestionando el poder. Los derechos humanos son la redención del poder".

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Es decir, lo contrario de esto.

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