Michael Ignatieff, catedrático dela Universidad de Harvard, fue el líder de la oposición liberal en Canadá hasta 2011:
“La democracia es el antagonismo estructurado, no es la guerra. La
batalla entre enemigos es la guerra. La democracia es la batalla entre
adversarios. Porque además, el que es tu adversario hoy puede ser tu aliado
mañana, como sucede en las coaliciones del norte de Europa”.
En España, ustedes tienen un
Estado multinacional y la única manera de mantener la unidad nacional es si los
catalanes y el resto de españoles se tratan como adversarios y no como
enemigos. (…) Jugamos con las mismas reglas, simplemente no estamos de acuerdo
sobre el modelo de país en el que queremos vivir, pero es normal y la
democracia tiene que ser capaz de dar cabida a desacuerdos de este tipo. Lo
importante es mantenerlo al nivel de una disputa democrática y no una guerra
civil. Por eso, no puede haber enemigos en el Parlamento español, ni en el
canadiense y tampoco en el ucranio.
Los populistas, de derechas o de izquierdas, ofrecen soluciones falsas
a problemas reales. En Europa hay grandes problemas. Crisis económica,
desempleo, enfado con los inmigrantes…, pero la gente siente que los partidos
tradicionales no les ofrecen soluciones reales. La democracia no sobrevive sin
soluciones a los problemas reales.
Hace falta liderazgo. Hay que plantarse frente al UKIP [antieuropeos
británicos], a Le Pen [Marine,
ultraderecha francesa] o a quién sea y
decirles que se vayan a tomar viento. La gente vota a los políticos
valientes.
El discurso antiinmigración me ofende moralmente. Es especialmente
estúpido en sociedades como la europea con una población que envejece y no
crece. La inmigración es la solución, no es el problema. Estados Unidos y
Canadá tienen una demografía dinámica gracias a la inmigración. Si quieres una
Europa libre de guerras, tienes que querer que haya rumanos y búlgaros en las
calles de Madrid. Si quieres una economía dinámica, tienes que dejar que venga
la gente que trabaja duro. No podremos tener una globalización moral a menos
que resolvamos la cuestión migratoria. El miedo y la fobia europea a la
inmigración son una vergüenza propiciada por una Europa mediocre, pequeña y
provinciana sin cabida en la economía global.
No puede ser que en las democracias liberales sean las clases medias
las que soporten el peso del Estado, porque eso es lo que está fomentando
que la gente apoye a los populistas. Que las grandes empresas no paguen su
parte de impuestos es un escándalo global. El problema es que solo la extrema
izquierda propone una mayor carga fiscal para los ricos. Yo defiendo el
capitalismo y no creo que sea el Estado el que deba redistribuir, pero también
creo que todo el mundo, y repito, todo el mundo, tiene que pagar la parte que
justamente le corresponde. Para mí, es un programa centrista, no de izquierda
radical. Si no resolvemos la crisis fiscal, nos enfrentaremos a un problema
global muy serio. Si no hay justicia social, el sistema simplemente no va a
funcionar.
Los últimos 15 años han sido
malos para los derechos humanos. Hemos secuestrado gente, torturado, invadido
otros países, rechazado a inmigrantes. Las democracias liberales tenemos que
ser autocríticas. Los derechos humanos deben ser el eje de la política. Si no,
no estaremos gobernando. Estaremos simplemente gestionando el poder. Los
derechos humanos son la redención del poder".
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Es decir, lo contrario de esto.
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Es decir, lo contrario de esto.
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