domingo, 10 de noviembre de 2013

La esencia de lo checo

Sabina es un personaje de La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. Procede de Praga pero vive en Ginebra. Tras discutir con un grupo de exiliados checos, en el momento de la ocupación de su país por los tanques soviéticos, piensa de este modo:
“Estaba consternada, pero en cuanto llegó a la calle, pensó: ¿Y por qué iba a tener que relacionarse con los checos? ¿Qué la une a ellos? ¿El paisaje? Si cada uno de ellos tuviera que explicar lo que le dice la palabra Bohemia, las imágenes que tendrían ante los ojos serían totalmente heterogéneas y no formarían unidad alguna.
¿O la cultura? Pero ¿qué es? ¿Dvorak y Janacek? Sí. Pero ¿qué ocurre cuando un checo no tiene sentido musical? La esencia de lo checo se diluye rápidamente.
¿O los grandes hombres? ¿Jan Hus? Ninguno de ellos había leído ni un solo renglón de sus libros. Lo único que eran capaces de entender todos a una eran las llamas, las gloriosas llamas en las que ardió como hereje en la hoguera, las gloriosas cenizas en las que se convirtió, de modo que la esencia de lo checo, piensa Sabina, no es para ellos más que cenizas. Lo que une a esa gente no es más que su derrota y los reproches que se hacen mutuamente”.
      


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