viernes, 25 de octubre de 2013

Metro Manila, en la Seminci



                Si esta película la hubiese hecho un filipino mucho en ella sería diferente. La producción, los guionistas y el director son ingleses, aunque el idioma es el tagalo y el paisaje y los actores filipinos. Si la imagino en manos de filipinos es porque hay algo que choca, aparte de la impecable factura técnica: la mitad del metraje nos explica la miseria de una familia, padre, madre y dos niños pequeños, que abandona los improductivos campos de arroz para buscar fortuna en la gran ciudad. Manila, la gran Manila, la Metro Manila del título tiene brillo, deslumbra. Es lo que ve la familia al llegar, la familia de Óscar Ramírez. Pero se han de alojar en algún sitio y el primer alquiler que pagan, todos sus ahorros, es una estafa. Vuelven a la calle, sin trabajo y sin dinero. La película parece que nos va a retratar la miseria del inmigrante recién llegado. Asistimos a su degradación, la madre aceptando un trabajo en una barra de bar americano, él padre en una peligrosa empresa de camiones blindados. Hasta ese momento es una peli realista, que produce dolor, quizá un autor filipino hubiese ahondado más en la miseria, en la injusticia, en la inanidad del gobierno, la atmósfera sería aun más opresiva.  

         En la empresa, Óscar Ramírez traba amistad con el compañero de cabina de la camioneta blindada, que le pone las cosas fáciles para sobrevivir: le facilita ropa, una vivienda a buen precio, amigos. Entonces se produce un giro, la peli se convierte en un thriller más o menos convencional, tenso, sin descanso, angustiante, con el fondo de la miseria en la mente del espectador, pero también con el desahogo de verse libre de contemplarla. Nos han estado preparando para aceptar que en determinadas ocasiones pueden saltarse las reglas. El protagonista era un pobre inmigrante pero de principios morales asentados, pero la vida de la ciudad, lo que le sucede en el trabajo le transforma, no porque rompa con sus valores sino porque privilegia uno por encima de los demás, la salvación de su familia. Sabemos que a las películas de acción se les pide acción no un debate moral. Y por eso se ha de juzgar a esta peli que parecía una cosa y es otra.

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