domingo, 27 de octubre de 2013

Extrema derecha

        


Saca la prensa socialdemócrata, nunca tan socialdemócrata como hoy, un mapa de le creciente extrema derecha europea, donde España aparece en blanco. No hay extrema derecha en España o esta sumida en las negruras del PP. Es una ceguera voluntaria. Claro que existe una extrema derecha en España, visible y activa y con una grandísima influencia, lo que pasa es que, como en otros sitios de Europa, está disfrazada. La extrema derecha siempre se ha disfrazado. Por qué no vuelven los ojos a las hemerotecas, que miren cómo se llamaban los partidos del horror y del terror en la Europa de entreguerras. La que se presenta como tal, el Amanecer Dorado griego, por ejemplo, es de risa, fácilmente combatible y encarcelable, pero allí donde encuentra un buen disfraz sube como la espuma cuando se abren las urnas. Sí que lo ve esta prensa en la Lega Norte italiana o en el Vlamms Belang flamenco. ¿Por qué no lo ven en España cuando tenemos partidos que son un calco? Simplemente porque no quieren. Es lo que les pasaba en los pasados años cuando veían con sus ojos daltónicos, informaban y enjuiciaban a los skin heads, ya fueran rojos o negros.


            Que miren quiénes, en nuestro país, defienden un trato desigual para quien habla una u otra lengua, derechos diferentes según la procedencia de los ciudadanos, recursos económicos y acceso a la función pública, ayuda del Estado a empresas y a los medios de comunicación o a las organizaciones de ayuda de forma discriminada. Esos partidos existen, tienen nombre y están muy bien vistos, se les concede una doble garantía que les inmuniza contra cualquier crítica: son demócratas y progresistas, aunque no sean ni una cosa ni la otra. Lo que impide que se les combata como serían combatidos si se les nombrara con el nombre que les corresponde, partidos de extrema derecha. Lo curioso del caso es que esas credenciales se les escatima a los partidos que defienden la igualdad de derechos, el voto igual de todos los ciudadanos y la solidaridad entre todos los ciudadanos del Estado español. Cosas de la prensa socialdemócrata.

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