Para comprender a un poeta hay
que prestarle el aliento, dejar que corra por nuestra respiración, que descanse
y reanude el ritmo de sus versos. Leerlo de principio a fin, de una tirada, si
es posible. No valen poemas sueltos, pero yo no puedo copiar todo el libro, sólo
pequeñas explosiones aquí y allá.
Definitivamente me he sentado
a esperar la muerte
como quien espera noticias ya sabidas.
_____________
Por otra parte, yo apenas sé llorar y, en consecuencia, me
[pregunto:
¿es que alguien está llorando por mí?
(…)
Lo deseable sería,
efectivamente, no tener pensamiento, descansar en la
[falsedad,
y después,
efectivamente, sin miedo ni esperanza,
cesar.
______________
«La rosa es bella, ¿para qué?»
Así
son tus grandes, tus
[inútiles
preguntas.
(…)
«Ignora para ver» dice también.
Pero,
¿qué ver? Tan
[solo
lograrás que ardan tus ojos,
compréndelo:
no existe más que una palabra verdadera
no.
______________
Este hermano invernal, ¿soy yo mismo huyendo de mí
[juventud.
(…)
Desciendo
orientado
por ménsulas. No sé, voy, desciendo
los peldaños profundos de la vejez
(…)
Recomiendo
por tanto
la más sublime indiferencia.
Importa
sólo agonizar con cierta
Dulzura.
(…)
Pero
no; no tenemos
soga final.
Únicamente
madera enloquecida, sí, madera sólo.
_____________
Amo mi cuerpo (entero).
(…)
Desprecio
la eternidad.
He
vivido
Y no sé por qué.
Ahora
he de amar mi propia muerte
y no sé morir.
Qué
equívoco.
____________
Eres como el mar que se derrama sobre el corazón del pastor.
Tu desnudez hiende los manantiales. Ardes y, en torno a
[ti,
giran las palomas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario