lunes, 25 de febrero de 2013

Fontún. León




         ¿Qué nos da placer? Por supuesto las actividades únicas, irrepetibles, aquello que no hacemos habitualmente, lo que nos saca de la rutina o las actividades que exigen esfuerzo, atención, concentración y también un cierto riesgo. También las que nos ofrecen una cierta diferencia por comparación, las que nos permiten mostrar una cualidad que escondemos habitualmente por la que queremos que se nos reconozca. Hay muchos campos en los que el hombre busca placer, algunos de ellos están asociados al sufrimiento, el sufrimiento paradójicamente es una fuente de placer que se obtiene en el momento y justo después de padecerlo.


           Así que un día en que se anuncian las furias de la meteorología es un buen día para andar a la caza del placer. La montaña, la nieve, la ventisca, el frío, el desnivel que se salva, la dificultad de la pendiente y del hielo que resbala bajo la nieve, la cresta y el paisaje que sólo se ofrece a la dificultad y al esfuerzo y luego la bajada dejándose resbalar, dejándose caer sobre la superficie blanca y mullida.



            También la lasitud, el dulce cansancio del día después.


           Y por supuesto la conversación que se mantiene con gente con la que no conversas normalmente, mostrando tu cara buena, la pequeña solidaridad del esfuerzo compartido, la atención que te prestan, la que tú prestas.


           León, Villamarín, la carretera cortada hacia Brañacaballo, Fontún, el pico de Fontún, una hermosa mole recortada en lo alto, tras la ligera bruma de los copos retorciéndose en el aire desde la carretera, relativamente fácil en su primera mitad, a pesar de las rachas de viento, de la ventisca que golpea los ojos, más difícil por la pendiente en la segunda parte hasta coronar y contemplar y mirar hacia abajo.

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