martes, 1 de enero de 2013

Diario



                   Se me ha ido el día en hablar, cosa que no me sucede a menudo en estos últimos tiempos, confinado en mi destierro, así que he olvidado la escritura a pesar de mi propósito de comentar el diario que hace justamente un año, el primer día de 2012, inicié para dar cuenta de las cosas que me irían sucediendo. Y me sucedieron. El diario como planta carnívora necesitaba su diaria ración: como suele suceder el pronóstico implícito se cumplió, corriendo el año pasado de la peor manera posible. El diario, escrito en otro blog, se desplegó durante seis meses, primero en abierto y cerrado después cuando las palabras fueron adquiriendo la fea forma de los actos entregados al instinto. Seis meses negros, los otros seis fui recuperando el sosiego mientras me llegaba el silencio.


                  Durante la mayor parte del tiempo compensa estar solo, teniendo a los hombres a distancia, pero no siempre es así. Es posible que haya una frontera invisible, un escalón, un salto imperceptible hacia la nada.

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