martes, 22 de enero de 2013

Amistad


Pictura de Sambucus, Joannes: Emblemata (1564): Vera amicitia.

          Una pincelada naranja a lomos de una nube que se desplaza, un único destello en la jornada del sol que no ha aparecido en todo el día. Tan sólo un apunte, ese fulgor. En qué frágil segundo se viene abajo una amistad cultivada durante años. Hay algo de amor, no sé cuanto, en la amistad y también admiración. Nos acercamos, deseamos la compañía de quien nos aprecia, pero también de quien nos da algo valioso que otras personas no nos dan. Buscamos su compañía cuando nos ocurre algo grande que necesitamos compartir. Mucho dolor, un instante de felicidad. No es necesario que sea una relación equilibrada: uno da y el otro admira y este se siente compensado por la admiración. Pero es necesaria la reciprocidad, es la cualidad indispensable. Hay cosas que sólo se comparten con el amigo, o es el modo de compartir lo que particulariza la relación. En todo caso, hay una fidelidad a salvo, cosas compartidas que no se pueden contar a otros a riesgo de verse como traición. En la amistad, como en el amor, la traición o lo que el amigo ve como traición no se perdona. Es el frágil segundo en que se rompe el tejido.

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