lunes, 30 de abril de 2012

Martha Marcy May Marlene


            Si todavía merece la pena ir al cine es por películas como esta. Qué sentido tendría ver una peli donde ya sabes qué va a ocurrir, aunque sé que hay mucha gente que te dice, a mi no me compliques la vida; hoy mismo, delante de mi, en la taquilla, el hombre le dice a la chica, dame una entrada para una película de aventuras. La taquillera se lo ha tenido que pensar.

            Imagina, pues, una chica, Martha (estupenda Elisabeth Olsen) que escapa de una granja donde hay un líder veinte años mayor que el resto, un grupo de muchachos y muchachas, Martha escapa a través del bosque y va a parar a casa de su hermana, una casa bonita frente a un lago. La hermana y su marido buscan tener un niño. Martha se encuentra en una encrucijada, tiene que adaptarse a una vida normal, con las normas propias de la clase media, y al mismo tiempo olvidarse de su vida sectaria en la granja. Pero sucede lo contrario, su hermana es paciente con ella, pero está presionada por su sentimiento de culpa por no haberse ocupado de Martha cuando sus padres murieron y por su marido estresado porque tiene que entregar a tiempo una obra que construye en la ciudad. Así que Martha recuerda su vida en la secta, la iniciación, la convivencia, el sometimiento al líder, con el sexo como elemento importante, y otra serie de sucesos en los que es difícil saber si son recuerdos o alucinaciones, datos de la realidad vivida o paranoias. Quizá sean alucinaciones derivadas del desajuste brutal entre los dos mundos que chocan en su mente y en su cuerpo, de su ansiedad, una angustia creciente a medida que avanza la película y con un final en el aire.

            La historia está contada por un novato, Sean Durkin, aunque no lo parece. El ritmo es parsimonioso, pero no aburrido, la tensión se mantiene de principio a fin. Hay una planificación cuidadosa, a veces parece que esté componiendo cuadros, a veces con un cierto emborronamiento en la imagen que contribuye a dar cuerpo a las pesadillas, la música es más ruido de acompañamiento que armonía, como los objetos o el decorado en general. Si el ritmo es lento, el montaje con continuos flash back es el que mantiene o acrecienta la tensión. El director novel ha estudiado el cine reciente y se ven ecos de Haneke o del propio Almodóvar, en la canción que interpreta John Fawkes, el líder de la secta, rodeado por sus chicos, un actor que ya habíamos visto en otra extraña película Winter’s bone.

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