La última peli de Clint Eastwood es un biopic sobre el que
fue director del FBI. No he disfrutado con ella. Se me ha hecho larga, demasiado,
hasta el punto del aburrimiento en su último tercio, creo que es una peli
fallida. Quizá por un problema de indefinición en la fase del guión. Eastwood
tenía un personaje importante -J. Edgar Hoover sobrevivió en el cargo a siete
presidentes, alguno de los cuales intentó destituirlo, y en él se mantuvo hasta
su muerte en 1972-, parte de la historia de EE UU, pues, tenía una biografía
con rasgos obsesivos, un caso patológico de ambición, de gusto por el mando, un
policía de época, entregado a la persecución de los malos sin tregua, y tenía
un asunto de interés psicosocial, la homosexualidad, en el momento justo en que
estaba saliendo de la intimidad para invadir, como reclamación de un derecho,
el espacio público, pasando de ser considerada como enfermedad a una de las
formas de la normalidad.
La peli podía haber optado por un repaso vivo,
dinámico, a varias décadas de la historia de EE UU en el siglo XX, al modo del Rigtime
de Doctorow, con la lucha contra el crimen como hilo, como a ratos parece
querer hacer, y en parte lo consigue con episodios como el del secuestro del
bebé del aviador Lindberg, y en otros sólo esboza y frustra la expectativa, como
cuando se refiere a los Kennedy o a Nixon o a los dosieres confidenciales, pues
no ahonda lo suficiente. Podía haberse extendido en la pasión del personaje por
el orden y la seguridad del pueblo americano, persiguiendo a los radicales
comunistas como denomina a Emma Goldmann o Martin Luther King, o como cuando se
fotografía en primera línea junto a los atracadores de bancos detenidos. O bien
podía haber optado por dramatizar la historia de amor con su ayudante de la que
solo esboza algunos episodios, como una discusión violenta en un apartamento de
hotel que acaba en un beso frustrado o muestra algunas pinceladas de su
agobiada personalidad, la relación con una madre castradora, la petición en
matrimonio a una mujer a la que acaba de conocer, que no explican suficientemente,
que no conforman un conjunto explicativo. Se intuye qué quiere decir, que su
pasión por el cargo –no tenía otra vida que su trabajo- oculta la negrura de su
inseguridad interior, la pasión amorosa aplastada por las convenciones de la
época, pero nada se cuenta de modo acabado, todo queda en un aire de
indefinición.
Sin embargo, la película está bien manufacturada, Clint
Eastwood tiene oficio, hay, cómo no, buenos actores, Di Caprio, Naomi Watts, Judi
Dench, aunque no está bien resuelto el asunto del maquillaje, cuando los
actores se desdoblan en jóvenes y viejos –hace daño ver a Armie Hammer, el
ayudante de Hoover, transformado. Está más lograda la ambientación, el paso casi insensible del
blanco y negro, al claroscuro matizado, al color, según va cambiando la época, el
paso del tiempo en el siglo XX. Pero, lo dicho, no hay manera de emocionarse
con esta peli.
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