Se muere Lynn Margulis y aquí no pasa nada. Uno de los
debates más interesantes de la biología en los últimas décadas ha tenido lugar
entre los neodarwinistas que copan las instituciones académicas y Lynn Margulis,
ex esposa de Carl Sagan, que ha ido por libre, mutacionismo contra siombiogénesis,
por simplificar. ¿Cómo se producen los saltos en la evolución de la vida? Según
Margulis, la evolución no es el resultado de mutaciones aleatorias en los
genomas que acaban triunfando por selección natural, sino que la “la vida
independiente tiende a juntarse y a resurgir como un todo en un nivel superior”,
las células van incorporando otros organismos.
Imagino un país apasionado en ese debate, los tertulianos
lanzándose los micrófonos a la cabeza en defensa de unos u otra. Un país que
tiene una emisora llamada Radio Marca no es ese país. Ni siquiera el periódico
más importante da cuenta de la necrológica de Lynn Margulis. Mientras tanto
somos el mayor productor de fútbol del planeta. ¡Qué derroche de energía!
Miremos los palcos en días de gran partido, ¿quiénes están en las tribunas? Los
prebostes. ¿Qué tipo de actividad promueven nuestros grandes hombres con su
presencia?
Las emociones son productivas, tanto como la laboriosidad.
El avance, la mejora, es fruto tanto del trabajo concienzudo y tenaz como de la
imaginación movida por la emoción. La imaginación es más importante que el
conocimiento, decía Einstein, y lema de Apple en ocasiones. La creatividad es el resultado tanto de los
procesos industriales de IBM –conocimiento empírico- como de las chisporroteo
de Steve Jacobs en su garaje, pensamiento intuitivo. Cómo se encauza la enorme
energía de los jóvenes españoles -¡el 45 % en paro, además!- hacia la
creatividad. Estadios rugientes casi todos los días de la semana. Tenemos la
desgracia como país de no ser buenos en los rankings del saber oficial
(universidades, laboratorios, PISA), pero tampoco en el genio que recorre los
garajes creando empresas nuevas.
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