viernes, 21 de octubre de 2011

Anuncian que van a dejar de matar



En el pasado siglo XX dos agitadores alcanzaron la excelencia en la manipulación de la opinión pública, uno muy conocido, el nazi Goebbels, y otro menos pero probablemente más brillante, el comunista Willy Münzenberg. Los dos tenían un mismo objetivo, disimular las intenciones ocultas del estado totalitario para el que trabajaban. A rasgos generales su trabajo consistía en seducir a la población para que se adhiriese gustosamente a su causa, ocultando el programa de terror de sus respectivos movimientos. El primero era un artista de la mentira revestida de verdad objetiva y el segundo de las medias verdades; el primero iba directo al corazón de las masas, el segundo utilizaba a intelectuales de relumbrón –los llamados compañeros de viaje- para participar en campañas por la paz y el progreso contra el fascismo. Tuvieron notable éxito. Toda Alemania –o casi- siguió como un solo hombre al partido nacionalsocialista. Políticos liberales y socialistas, escritores y científicos de buena fe participaron en congresos y campañas antifascistas en la Europa de los años treinta cuyo objetivo era reforzar a los partidos comunistas que seguían fielmente los dictados de Moscú.

Desde la época del antifranquismo el movimiento etarra ha sido un brillante alumno de aquellos genios de la propaganda. Primero engatusaron a buena parte de la izquierda como guerreros necesarios contra el Régimen. Luego convencieron a muchos políticos, periodistas y comunicadores que la lucha armada en favor de la nación era una causa progresista. Sus atentados, secuestros y asesinatos eran auténticas bombas informativas que abrían todos los telediarios. Hasta su final agónico, sin disolución ni entrega de armas, lo han convertido en un acontecimiento. De creer a muchos de esos periodistas y políticos, algunos tan tontos como muy trabajadores, deberíamos estarles agradecidos por anunciar que van a dejar de matar.

Por cierto, el discurso de Zp, el mejor que le he oído nunca. Lástima que haya dejado lo mejor de sí para el final.

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