miércoles, 23 de febrero de 2011

La liebre de la Patagonia

Acabo de leer un libro extraordinario. No sé cuando se puede aplicar la etiqueta de obra maestra, pero mientras lo leía crecía la impresión de que tenía una entre mis manos. La liebre de la Patagonia de Claude Lanzmann. El autor es un personaje muy conocido en Francia, amigo de Sartre y de Simone de Beauvoir, periodista de batalla en diversos periódicos populares. Redactor de Les Temps Modernes y luego director. Activista proisraelí y también luchador a favor de la descolonización en los años sesenta. Y más tarde director de cine: Why Israel (1974), Tsahal (1994), Sobibor (2001) y en especial su monumental Shoah (1985), que le ha dado fama en el mundo entero.
Sólo con que contase su vida de modo convencional, una vida aventurera, sus relaciones amorosas y de amistad, sus peleas a favor de Israel ya harían atractiva la lectura de su libro, pero es que es mucho más que eso. Dividido en veinte capítulos, cada uno de ellos dedicados a cada una de sus peripecias, el libro está escrito con un dinamismo que deslumbra y contagia la lectura. Quizá se deba a como está concebido: Lanzmann dicta a una amiga lo que va rememorando. Se intuye la agitación que le posee mientras revive cada historia. Las disputas en una familia de origen judío venida del este, cada uno de sus miembros con una personalidad fuera de lo común, padre, madre, hermano escritor y hermana actriz, cada uno con una vida intensa, capaz de relacionarse con personajes extraordinarios. La resistencia contra la ocupación alemana, donde Lanzmann se implica con arrojo juvenil. Sus pasiones, la aviación, el montañismo, el ski, las revoluciones. La posguerra, profesor de filosofía en Alemania, periodista en Paris. Su amistad con Delleze -inteligencia deslumbrante, cobarde para enfrentarse directamente a sus conquistas-, con Sartre -taciturno, inmóvil ante la desesperación metafísica: "el hombre es una pasión inútil"- , con Simone de Beauvoir -arrebatada por peiodos de llanto violento e inconsolable- con la que llega a convivir durante casin una década, de los que desvela sus debilidades, sin renunciar a su amistad y sin disminuir su admiración por ellos. Su pelea a favor de los movimientos de liberación: Franz Fanon, "cuyas profecías la historia ha ido desmintiendo"; Holden Roberto, revolucionario en Angola, agente de la CIA; el FLN argelino, al que apoya a pesar de sus contradicciones: islamismo, poligamia, antisemitismo; su desengaño, por la miseria moral de sus dirigentes y por su política antisemita. Su conversión al cine, en primer lugar como forma de defensa del estado de Israel. Los diez años que dedica a Shoah, la falta de financiación, la difícil búsqueda de qué es lo que quiere contar, los malentendidos tras su estreno.

La vida de Lanzmann parece un vendaval: "No estoy ni hastiado ni cansado del mundo -escribe- cien vidas que viviera no me agotaría nunca". Y eso lo dice con casi 85 años. Cada capítulo es una obra redonda en sí mismo, con su plan, sus personajes, su desarrollo, a menudo con suspense, su desenlace.

Hay sin embargo dos obras maestras en el interior de esta obra maestra que es La liebre de la Patagonia, que fácilmente podrían convertirse en película a poco que trabajase el guión. Una es la peripecia en la Corea de Kim il-sung, poco después de la guerra. Como periodista invitado al país comunista conoce a una enfermera, Kim Kun-sun, ante la que se le desata una loca pasión correspondida. El simple relato de la peripecia es la mejor denuncia que he leído de la vida cotidiana en un país estalinista. El otro relato destacable es la búsqueda por medio mundo de los supervivientes de la Shoah con los que quiere contar para su película. El relato de Abraham Bomba, el peluquero de Treblinka, tiene una fuerza parecida al que dedica a la enfermera de Corea. Así como la persecución de los verdugos nazis, a los que por medio de falsa seducción y trampas técnicas quiere hacer hablar para recoger sus recuerdos.

El libro tiene 523 páginas, pero en ninguna he alzado la vista para descansar y cuando he tenido que dejarlo por cuestiones de fuerza mayor no veía el momento para volver a él.

1 comentario:

venta de lotes en las liebres dijo...

Ciertamente la liebre patagonica es algo que leer... y despacio. Cada palabra tiene su justo significado y el autor no ha dejado la eleccion al azar