1. Cada uno de nosotros tiene su tiempo, con principio y final; es duro aceptarlo, pero incluso los políticos lo tienen. Especialmente duro para quien lo ha sido todo en la vida pública: Presidente de Andalucía durante 19 años, 19 años; presidente respetado y conciliador en su partido, el PSOE; dominador de todos los resortes, pensando que todo es posible, que todo está de su mano, incluso conceder una subvención injustificada, incontrolada, a la empresa de su hija.
Cuando todo se acaba y el tiempo tiene fauces de perro rabioso, cuando ya no se dominan los resortes, cuando los periódicos chillan sin poder atajar la noticia, cuando los compañeros se le enciman, ese tiempo ya no es el suyo.
Ahí está, en el gesto de la foto, mirando disimuladamente el tiempo que transcurre, que se acaba, que debiera ir más rápido para pasar el mal trance cuanto antes.
Todo eso lo solucionaría el tiempo contado: ¿dos legislaturas para cada mandato? ¡Con una basta!. El poder no es suyo, lo tienen de prestado; los romanos y los griegos concedían tan solo un año a sus magistrados.
2. Tampoco quieren irse Felipe y Aznar ¿Por nuestro bien? No, por el suyo. No harán con sus bien remurados cargos en Endesa y en Gas Natural que las tarifas nos resulten más baratas, sino más caras.
3. Murcia, Arizona: Violencia verbal y violencia física: "Sobrinísimo, hijo de puta". Aquí, un resumen de la cuestión.
4. ¿Por qué habríamos de esperar el final de ETA?
¿Por qué no pensar el final del terrorismo como un proceso largo, confuso y sucio, carente de momentos estelares y de comunicados determinantes? Un proceso en el que es el Estado de derecho el protagonista único, y ETA la materia inerte sobre la que caen sus golpes. Un proceso que no busca reintegrar a nadie a la democracia, porque la democracia se siente tan superior como para saber que ya vendrán tarde o temprano. Una democracia que no se siente incompleta ni defectiva porque falten algunos, sino que se siente cualitativamente superior precisamente porque les excluye. En ese proceso no se espera de ETA nada, ni siquiera que asuma su derrota, porque no es ella la protagonista de su final, ni desde luego lo va a escribir ella.
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