Los periódicos no se conforman con informar, de rondón añaden interpretación. Así en la reciente matanza de Tucson, donde resultó muy grave la congresista Gabrielle Giffords, tiroteada por un perturbado de 22 años llamado Jared Lee Loughner, en un atentado que costó la vida a seis personas y heridas a otras veinte. Decía ayer el periódico socialdemócrata sin cortarse,
Giffords aparecía en un lista que Sarah Palin hizo pública el año pasado sobre los enemigos a batir en las elecciones de noviembre de 2010.Y hoy, editorializa,
Las respuestas políticas a la matanza de Tucson solo acaban de empezar, y si el Tea Party supera la prueba habrá más razones que antes para temer su fanática influencia.A los sesudos interpretes del periódico no les interesa la cruda realidad, a pesar de que su corresponsal en Washington se lo diga con claridad:
Por muy repugnante que resulten a veces sus palabras, Sarah Palin no es responsable de la matanza de Tucson.¿Dirían algo de comentarios que como el que sigue aparecen en la prensa más o menos amiga a propósito del accidente de Soraya Sáenz de Santamaría?
"Qué maravilla lo que es el subconsciente colectivo!! A cuántos de nosotros mas de una vez nos hubiera gustado plantarle un buen ñoqui en el morro a esta soraya y no lo hicimos. Pero la Vida, esa gran Justiciera, se lo dió!! Ja, ja, ja, ja, !Otrosí, qué hubiese sido de esta gente sin interpretación,
"¿Lo considerará accidente laboral? Hubiera preferido que en vez de la nariz hubiera sido la boca para que estuviera una temporadita callada que está más guapa."
¿De dónde viene esta imagen? Del franquismo, son sus criaturas, de 1961, exactamente, tan avejentadas, tan tétricas, tan flaca, fané y descangalada. Parecen sacados de un spot de muchachada nui, unas risas congeladas por el montón de muertos que atesoran.
¿Y todo este fraserío -"compromiso firme con un proceso de solución definitivo y con el final de la confrontación armada"; "el conflicto"; "las claves de la territorialidad y el derecho de autodeterminación"-, de donde viene?
A quién le importa el vacío que hay debajo de cada uno de esos palabros. Reducido todo el asunto a mera noticia no estarían ocupando las portadas, si acaso, una mera nota perdida en la sección de historia de los periódicos.
Y cuánto aburrimiento producen todos esos analistas que viven de la interpretación, tan banales, tan redichos
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