El año nuevo trae preguntas viejas.
1. ¿No hay término medio entre una educación espartana -la que se imponía a los niños hace unas cuantas décadas, especialmente en internados- y la actual blandenguería representada por la cosa de los Reyes Magos, esa baba que resbala por los envoltorios brillantes con que se les obsequia un día o dos al año a cambio de 360 días de desinterés? Aunque, que no son infantiles preferentemente los niños, lo podría corroborar cualquiera que haya paseado estos días de rebajas por el centro de Madrid o Barcelona.
2. ¿Por qué es precisamente en las teles progresistas donde más avanza el desierto intelectual televisivo? Véase en qué se han convertido CNN+ y Cuatro. Basta con una tarde de zapeo para seguir viendo los mismos rostros y programas, la poca variación entre unas emisoras y otras. Un mar de aburrimiento.
3.¿Por qué los políticos se empeñan en que sean los contribuyentes y depositantes los que paguen los platos rotos de las malas inversiones de bancos y cajas? ¿Por qué si han gestionado mal no se les deja quebrar? ¿Por qué no nos rebelamos porque, en las nuevas cajas fruto de las fusiones recientes, sigan cobrando sueldos indecentes los mismos que las llevaron a una situación de quiebra?
4. ¿Por qué habría que rescatar a las comunidades autónomas superendeudadas?
A una sociedad infantilizada se le engaña mejor.
domingo, 9 de enero de 2011
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