domingo, 23 de enero de 2011

De Herreros a Abejar, por los pinares de Soria

5:45. Suena el despertador como el ruido chirriante que escupe el primer premio de un tragaperras de bar. Me bailan, imágenes rotas de la noche, los 250.000 euros que gana Tedy Bautista de la SGAE. La noticia del día anterior. Esa desproporción. La suma de tantos como él, a quienes se paga no por lo que producen sino por las expectativas de ganancias. La deuda. La implosión de la deuda. La ruina común.
6:39. No parece que haga un frío excesivo. Los termómetros de la calle desvarían: uno marca 0º, otro, al lado, -4º y otro, un poco más allá, -7º.
6:45. Un zorro grande, peludo, los ojos brillantes, atraviesa la avenida. ¿Qué busca en la ciudad?
7:30. Conversaciones somnolientas sobre mujeres y hombres: pícaros, interesadas, amistades a contrapelo, fiestas.
8:17. Siguen las conversaciones sobre lo mismo. Tan interminables como el viaje en autocar.


9:29. Burgo de Osma: el sol resbala sobre suelos escarchados, blanquea las columnas humeantes de las chimeneas. Nadie en la calle. Abierta la cafetería de la estación.


10:56. Herreros, -7º. Comienza la ruta.


11: 03. Embutidos en prendas de abrigo, con apenas una rendija para los ojos, miramos las casas del lugar, atisbando si alguna responde al modelo de la arquitectura pinariega, estructura de madera, muros de mampostería de piedra en la planta baja y de tierra en la planta alta, tejado de teja árabe, chimenea cónica. Y un poco las vacas, intrigadas.


 10:32. El suelo, duro, resuena bajo las botas como un tambor, la arena apelmazada, los bastones metálicos van agujereando al paso los charcos de hielo. Curiosas formas en espiral.


12:15. El sol se filtra entre los pinos, robles y enebros. También las vacas, una gran vacada con machos al acecho, se arriman al sol.


12:43. Alcanzamos altura, junto a una majada, baja, triangular. En frente, Abejar, declinantes laderas de pinos resineros sobre la cañada real soriana, detrás la sierra de Cabrejas; al otro lado, el Embalse de la Cuerda del Pozo, pinos madereros, y al fondo la nieve en las cumbres de los picos de Urbión y la Sierra de Cebollera.


13:25. La pista va ganando en altura, siguiendo la cuerda del cerro que vigila los dos valles. Las majadas, que remontan su origen a la época de las grandes transhumancias, de cuando la Mesta dominaba el campo castellano, se suceden. La mayoría en buen estado, otras en trance de restauración.
 

14:10. Descendemos entre pinos madereros, troncos apilados, la arena que se va calentando y cobrando su forma, el riachuelo con remansos helados y praderas donde las vacas pastan al sol.


14:24. En un aprisco, junto a una ancha pared de un lavadero, que tiene una forma parecida a la de las majadas, buscamos acomodo para comer el bocadillo, entre bostas, el murmullo del arroyo cercano y el sol del sur que a resguardo aprieta.


15:26. Remontamos la ladera que lleva a Abejar. Bajo el puente del camino cruza el río helado, en sucesivas capas de hielo; el agua se filtra con un sonido luminoso. Edificios de adobe, piedra y madera y alguna chimenea de teja. Fin de la ruta. A reseñar, la Feria de la trufa negra a finales de febrero.


16:40. Frío en las calles abandonadas de Oxama. ¿La calle más hermosa de España? La espléndida catedral. Un café para afrontarlo.
17:50. En el autocar cantos y repicar de cantos.

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