Se va confirmando que la crisis económica es una crisis moral.
Esto es lo que dice el periódico en sus páginas interiores, resumiendo el
informe que el ex magistrado suizo y actual parlamentario del Consejo de Europa Dick Marty, ha hecho público este jueves en París:
A algunos prisioneros serbios, los soldados kosovares de la UCK (Ejército de liberación de Kosovo), los retenían en granjas, en fábricas vacías de Kosovo o de Albania, en casas apartadas; les trataban mediadamente bien: les dejaban dormir, les daban de comer y les permitían descansar. Después, cuando los médicos de las clínicas estaban preparados y la venta apalabraba, los soldados trasladaban a los prisioneros al centro de Albania y les pegaban un tiro en la cabeza. Luego, sus cadáveres eran despojados de los riñones y vendidos al extranjero.
Los sucesos tuvieron lugar en 1999 y 2000, en medio de la guerra entre serbios y albano-kosovares. El informe acusa directamente al jefe del UCK, Hashim Thaci,
elegido el domingo primer ministro de Kosovo.
"Thaci era considerado por los informes de los servicios secretos de varios países como el más peligroso de los padrinos del hampa".
El ex magistrado suizo no especifica cuántos asesinatos se produjeron para comerciar con riñones (la justicia serbia los eleva a 500). Marty se entrevistó con docenas de testigo:
"En muchos de ellos vi miedo en los ojos. En el fondo esto es una de las cosas que mucha gente sabe allí, pero que nadie cuenta. Muchos mafiosos prefieren pasar decenas de años en la cárcel por obstaculizar a la justicia que denunciar a un miembro de su clan. Muchos de los prisioneros sabían que iban a morir asesinados y que sus órganos iban a ser vendidos posteriormente. Mientras les trasladaban de su cárcel improvisada imploraban a sus carceleros que evitaran quedar cortados en pedazos".
El suceso no es noticia de primera página. Los líderes europeos reunidos en Bruselas el pasado jueves no han tomado ninguna resolución. Hashim Thaci es el primer ministro de Kosovo.
EE UU y la UE han privilegiado la estabilidad política sobre la justicia en Kosovo, todavía protectorado internacional tras su autoproclamada independencia en 2008. La antigua provincia serbia de mayoría albanesa -dos millones de habitantes, prácticamente sin instituciones y un más que cuestionable imperio de la ley- ha recibido 4.000 millones de euros en ayuda internacional desde el final de su guerra contra Belgrado, en 1999, zanjada por la OTAN. Ese diluvio de dinero ha multiplicado las oportunidades mafiosas en un corredor balcánico desde siempre delictivo.
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