miércoles, 10 de noviembre de 2010

Pipas de girasol


Sin duda, los grandes héroes son anónimos, quizá sea el anonimato la condición para reconocer a los héroes auténticos, sobre los que, por mor de su desconocimiento, luego se fantasea y se les inventa y convierte en leyenda o no salen del olvido eterno. ¿No nace la poesía y luego la novela de nombres olvidados o inventados o reconstruidos o perdidos en la bruma lejana de la historia? Pero, a veces, sólo a veces, convertimos a hombres de carne y hueso en héroes contemporáneos, quizá en contra de su voluntad, porque si ellos mismos asumiesen la condición heroica se desharía su halo ante nuestros dedos como un helado pringoso para convertirse, por el contrario, ante los ojos de los necesitados en líderes religiosos o fanáticos populistas. Mientras tanto, concedamos esa condición a hombres perseguidos o encarcelados o a punto de ser machacados por el poder, porque cargan sobre sus espaldas el ansia de libertad o de respeto de una multitud.

Así El exmagnate ruso Mijaíl Jodorkovski y el artista chino Ai Weiwei.
Jodorkovski, encerrado en algún lugar de Siberia bajo la acusación de haber robado al Estado, en realidad, por haber osado enfrentarse al todopoderoso Vladimir Putin. ¿Por qué Putin le teme tanto?
"Y para que no lo olviden, y, sobre todo, para que no vayan a experimentar esa forma de locura que es querer actuar libremente y hasta intervenir en política, ahí está el insensato de Mijaíl Jodorkovski, helándose a 40 grados bajo cero, durmiendo en una tarima de madera y preguntándose sin duda por qué maldita suerte la realidad rusa -comunista o capitalista- se parece tanto a las pesadillas de Dostoievski". (Mario Vargas Llosa, EL PAÍS, 24-02-2008).


Ai Weiwei es un artista genuino, no sólo presenta nuevas formas de expresión, lo que hace tiene un sentido inmediato, implica y transforma a quien ve su obra. Por ejemplo, en la instalación que acaba de inaugurar en la Tate Modern londinense, 100 millones de pipas de girasol talladas en porcelana.
La capa de semillas, que ocupa una superficie de 1.000 metros cuadrados y tiene un espesor de 10 centímetros, muestra una extensión gris en la que todas sus diminutas piezas parecen idénticas. Pero, en realidad, son todas distintas, ya que han sido pintadas una a una a mano por 1.600 artesanos de la ciudad china de Jingdezhen, cada uno de los cuales ha decorado alrededor de 60.000 pipas. Ai asegura que él ha pintado solo tres. Ai asegura que ha pretendido reflejar los conceptos de individualismo, producción con mano de obra intensiva y trabajo artesanal. En ella, hace uso de un aperitivo muy común en las calles de su Pekín natal, que es, además, un fuerte símbolo de los años de la Revolución Cultural, cuando el líder Mao Zedong era representado en los carteles de propaganda como un sol rodeado de girasoles, que simbolizaban la gente.

La instalación del Tate no ha gustado a las autoridades. Tras diseñar el estadio olímpico de Pekín, el Nido de Pájaro y encantar a medio mundo, de pronto se ha convertido en enemigo del régimen comunista. Las autoridades de Shanghái han ordenado derribar su estudio de Shanghái, construido recientemente, después de animarle a que se instalara en ese edificio para impulsar el desarrollo de una zona artística similar a las de Pekín. Weiwei como protesta ha convocado a un banquete con vino local y 10.000 cangrejos -cangrejo se pronuncia en chino como armonioso, la palabra preferida por el régimen para su propaganda. En la inmensidad de la población china, apenas 600 personas se han presentado al banquete, pero en esa dictadura ese pequeño gesto tiene una importancia mayor.

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