domingo, 28 de noviembre de 2010

El plan de rescate de Irlanda: erróneo, inútil, injusto

Pensando en lo que puede suceder con España, un artículo que todo el mundo debería leer, La bancarrota necesaria. Lo extracto:

El escabroso plan de rescate propuesto para Irlanda es un sinsentido. Intelectualmente erróneo, es inútil en sus objetivos, injusto en su reparto de costes y la semilla de futuros problemas. Y lo que es peor, existe una alternativa mucho más sensata.

El plan es intelectualmente erróneo porque: Uno, porque el coste del rescate compromete las finanzas públicas más allá de cualquier nivel de prudencia. Dos, porque la experiencia histórica que se cita para justificar esta locura viene de un periodo donde la banca nacional era clave para el funcionamiento de una economía. No es el caso hoy. Las grandes entidades financieras internacionales, muchos de ellas presentes en la isla, estarían encantadas de sustituir como intermediarios a Bank of Ireland, Allied Irish o Irish L&P si estos fueran insolventes.
El plan es también inútil. Primero, porque socava los incentivos del sistema económico en sus cimientos fundamentales. La economía de mercado se basa en la responsabilidad, para lo bueno, las ganancias, y para lo malo, las pérdidas. Por tanto es inaceptable que los acreedores de los bancos irlandeses no sufran las consecuencias de sus malas inversiones. Segundo, peor aún, el plan “condena” a Irlanda a un periodo de ajuste fiscal brutal sin garantía alguna de éxito.
El plan es injusto porque no existe motivo alguno para que el contribuyente irlandés satisfaga deudas contraídas entre dos partes privadas, incluso admitiendo los errores gravísimos cometidos por su gobierno durante los últimos años. Y no hablamos de pequeñas cantidades: la socialización de las pérdidas va a caer sobre el contribuyente irlandés de forma despiadada.

La alternativa es, creemos, más sencilla: la ayuda financiera ofrecida por el mecanismo de estabilización podría utilizarse para llevar a cabo una restructuración ordenada (por supuesto, con pérdidas para los acreedores) de la deuda bancaria, con una garantía formal de los depósitos individuales (y nada más que los depósitos) para evitar el pánico bancario. Esto permitiría amortiguar el ajuste, calmar a los depositantes, castigar a tanto acreedor irresponsable y devolver Irlanda a una senda de crecimiento sostenida sin la losa de la deuda que el plan actual garantiza.
(Jesús Fernández-Villaverde, University of Pennsylvania y FEDEA. Luis Garicano, London School of Economics y FEDEA. Tano Santos, Columbia University y FEDEA).

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