sábado, 16 de octubre de 2010

Santos laicos


Existen los santos, no hay que retroceder al tiempo del circo y de las fieras; están aquí, son de este tiempo, viven entre nosotros. ¡Y son socialdemócratas!

He aquí una de ellos: Gro Harlem Brundtland. Las pruebas, en negrita:
"No tengo secretaria, así soy más independiente". Ni oficina. Ni señora de la limpieza. 
¡Ni ella ni nadie de su familia (marido, cuatro hijos, nueve nietos) ha fumado jamás! ("¡Esa mujer está fumando!", señala; qué sorpresa que "España esté inmersa en un debate que tuvimos en Noruega hace 10 o 15 años").
Decidió en 1983 que "al menos el 40% de los cargos sería para un sexo". (Entonces España tenía 16 ministros, todos varones).
Contribuyó como primera ministra laborista a una política más amigable con las mujeres y las familias, y con el medio ambiente.
Creó el concepto de desarrollo sostenible.

¿Cómo ha podido hacer tanto bien? Sus medios, en negrita:
Fue primera ministra de Noruega,
Dirigió la Organización Mundial de la Salud (OMS),
Es enviada de la ONU para el cambio climático,
Con 71 años viaja durante un tercio del año aquí y allá -este octubre es ajetreado: Madrid, Tokio, Ghana y Bogotá.
Se dedica a la fundación Naciones Unidas (de Ted Turner, padre de CNN);
al grupo los Ancianos que integra con Mandela, Jimmy Carter, Kofi Annan y un puñado de veteranos líderes más (más santos laicos); pero sobre todo a la familia, a cocinar en sus casas de Niza o Noruega, a la jardinería... sin temor a que suene el teléfono y sea una catástrofe nacional. O mundial.

Es una mujer decidida, de principios, la duda no existe para ella:
"Arenques y mollejas". ¿No consulta la carta? "No lo necesito. Ya he decidido". Acepta gustosa la sugerencia de acompañar su primero con un vodka (En el restaurante donde se le hace la entrevista).
Algunos inconvenientes para subirla a los altares:
Lo de la secretaria: Su marido fue, desde primera hora, lo que antes llamaban una esposa perfecta. Lo mismo se ocupaba de la intendencia doméstica que le pasaba los discursos al ordenador. Siempre ha viajado con ella.
Su doctrina es demasiado profunda para el común: "No es fácil. Son cuestiones muy complicadas" (Habla del el cambio climático). ¿Quién paga tanto viaje, tanta comida en restaurantes exquisitos, tanta conferencia? ¿Ha pisado alguna vez la calle? ¿Ha cruzado palabra alguna vez con un hombre o una mujer?

Ha venido a Madrid a dar una conferencia. La ciudad sostenible. Se la paga Mapfre. Una sugerencia a la entidad de seguros, por favor, suprima su fundación y abarate las pólizas de sus clientes, por favor.
"Es que soy noruega, dice. Allí la distancia entre los políticos y la gente es más pequeña". Efectivamente ella no es gente, es una santa.

A esta enviada de la ONU para el cambio climático, si tuviera tiempo, entre viaje y viaje, pagado con el dinero que no se da a menesteres más necesarios y urgentes, que ella hipócritamente, a la manera socialdemocrática, dice combatir, le sugeriría que repitiese el viaje que Martín Caparrós ha hecho por el Amazonas, Nigeria, Marruecos, Mongolia, Australia, Filipinas, los lugares donde supuestamente el cambio climático se mostrará con toda crudeza.

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