martes, 18 de mayo de 2010

Vivir por encima de nuestras posibilidades


No hay frase más injusta y mentirosa que esa que se oye estos días para concluir cualquier debate sobre lo que está ocurriendo: hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. ¿Quiénes han vivido por encima de sus posibilidades, acaso el individuo que compró un adosado a 30 kilómetros del centro, en una urbanización horrorosa, sin ninguna vida social, sin ningún servicio cercano -alimentación, colegios, hospitales-, donde las raíces de los pinos están levantando el asfalto, donde más de la mitad de las viviendas están a la venta con carteles que se caen a cachos, el individuo que pidió una hipoteca a 40 años vista, en algunos casos con avales familiares, hipotecando toda su vida laboral, que ve cómo aquella ilusión de ingresar en el paraíso de la vivienda propia se ha convertido en una pesadilla, que ve cómo cada día la vivienda vale menos de lo que le queda por pagar al banco, el mismo al que ahora le rebajan el sueldo, si tiene la suerte de mantener su puesto de trabajo, y le amenazan con hacerle trabajar más años para llegar a la jubilación, que no sabe si llegará a cobrar cuando llegue el momento, y que ve cómo otras amenazas se ciernen sobre su magro salario en forma de más subidas de impuestos y de un euribor que puede volver a la senda alcista? ¿Ese individuo ha vivido por encima de sus posibilidades o ha sufrido una enorme estafa a la que han contribuido los vendedores de sueños -periodistas, publicitarios, guionistas-, los voraces especuladores que han inflado los precios -promotores, constructores, revendedores- y los políticos socialdemócratas -del PSOE o del PP, me es igual, los que todo lo hacen por nuestro bien- que han recalificado suelos, dado permisos o concesiones a cambio de comisiones o regalos o financiación de obra pública o del partido o de suculentas mordidas que contribuyeron a aumentar el precio de la vivienda en un 20, un 30, un 40 %? ¿Quién ha vivido por encima de sus posibilidades?


Me admira la capacidad de aguante de estos jóvenes treintañeros o cuarentones, mileuristas, recién casados o con hijos pequeños, llenos de energía y, sin embargo, estafados, esclavizados de por vida, humillados.

1 comentario:

tu troll marica dijo...

a mí me admira lo bien domesticados y mansos que somos los ciudadanos de este pais incapaces de protestar y montar barricadas... creo que nos gusta mucho que nos den por culo! (es tan suave cuando nos aplican vaselina...)