jueves, 8 de abril de 2010

Soul kitchen

Soul kitchen es una comedia esbojarrada, como se dice en catalán. Personajes zumbados, situaciones estrambóticas, cosas que pueden suceder en la realidad, siempre que ésta se imaginada. Tiene su gracia, puedes reír si vas dispuesto a ello y no eres demasiado exigente. En otro tiempo se hacían comedias como ésta, cuando al cine se iba a pasárselo bien: películas de romanos, de espías, de ciencia ficción, de risa. Ahora la gente va a sufrir -¿cuántas películas de terror adolescente se estrenan al año?- o a pasarlo mal viendo lo desgraciada que es la gente fuera del huevo occidental, para poder decir a la salida del cine, "pobre gente, qué suerte tenemos nosotros", a ver thrillers de soldados americanos guerreando injustamente por el mundo o películas de animación para adultos que se ven mascando palomitas, con las pestañas pegadas a los párpados y con la boca medio abierta o, por fin, a secarse las lagrimillas con papel de kleenex viendo comedias argentinas edulcoradas.

Un mozo de origen griego tiene un restaurante que no cumple las normas de sanidad  y que está en deuda con hacienda. Su novia se va a Shanghai detrás de un chino; su hermano, un ladrón de poca monta, está en libertad bajo fianza y es tan torpe que será fácil presa de un tiburón del sector ladrillo empeñado en quedarse con el local a cualquier precio; un viejo marino con barca, pero sin mar, alquila una parte del restaurante sin pagar el alquiler, le gusta el rock ruidoso pero lo escucha con los oídos tapados. Por el restaurante pasan los personajes más variopintos. El guión no importa mucho, apenas pasa algo reseñable, de lo que se trata es de mostrar tipos raros y echar unas risas a su costa.

Como la peli es alemana, pero dirigida por un turco y los personajes griegos, las risas son fáciles porque las extravagancias son más reconocibles que en las pelis del mismo género americanas, como esa en la que los actores miran a los ojos de las cabras. En cada escena hay un gag, una mueca, una frase graciosa, una imagen cómica. Fatih Akin tiene voluntad de estilo, se lo curra, con un montaje vivo, una estética brillante donde la nocturna Hamburgo luce atractiva y seductora, pero cuando acaba la peli, las risas su esfuman como el humo de un cigarrillo y la vida sigue sin más.

No hay comentarios: