martes, 20 de abril de 2010

La nana

Me resulta difícil enfrentarme a esta peli, La Nana, del chileno Sebastián Silva. Tiene el atractivo del bajo, bajísimo, presupuesto, que se nota en todos los aspectos, guión, actores, rodaje, escenario; de la tosquedad que a veces produce esa ingenuidad que está en el origen de los estilos nuevos, de las literaturas o de las cinematografías nacientes; de la perplejidad, el estado que te asalta cuando no entiendes nada, porque no responde a nada que conozcas. Si al principio parece que la cosa vaya por el lado de El sirviente de Losey -la dialéctica amo/criado-, y luego se abre la posibilidad de un Suspense a lo Jack Clayton -la falsa ingenuidad de los niños perversos- y más tarde hacia Teorema de Passolini -la irrupción de un extraño en un medio familiar-, nada se concreta, ninguna referencia sirve, quizá el cine brasileño de los 70 o el Buñuel mexicano, si suprimimos cualquier arista o cualquier referencia social.

La mirada del espectador está contaminada por todo lo que ha visto anteriormente, sin duda, con sus prejuicios a cuesta, con la ristra de cajones dispuestos para colocar lo que ve en su lugar predeterminado. Sucede pocas veces, que la peli o el libro te descoloque de tal modo que salgas derrotado, porque no hay manera de ordenar lo que estás viendo o entusiasmado, porque acabas de descubrir una pieza nueva, original, rompedora, iniciadora de un camino nuevo o cabreado, porque te han tomado el pelo de mala manera o porque has ido al cine incitado por críticos que han visto algo que tú no ves por lado alguno.

¿Por qué premiaron este peli en Sundance, y en Huelva y en otros sitios? ¿Qué han visto que a mí me deja tan frío? ¿Hay algo más que un caso clínico, que un caso particular de demencia? Las pelis suelen contar cosas que nos atañen, muestran elementos, escenas, rasgos de carácter que se pueden generalizar. ¿Qué tiene de interés un caso particular, por qué no veo otra cosa que un caso clínico en esta nana?

Si alguien apunta, 'La nana', una mirada a las interioridades oscuras del hogar, no está hablando de La Nana, si alguien escribe, "El resultado es un muy interesante drama social", está haciendo un chiste y si otro emocionado da rienda suelta a siu imaginación, "El chileno Sebastián Silva, director de esta miniatura enorme, consigue con apenas media docena de personajes (en especial, uno, el de la nana) y un casi único escenario atrapar al vuelo un sentido shakespeariano del mundo, y desmigarlo con sencillez cervantina y doblez quevediana", pues está escribiendo una memez.

Por fin doy con la clave. Mira que yo pensaba, mientras veía la peli, ¿y si en realidad, todo está visto desde los ojos de uno de los hijos de la familia, desde la mirada típica del burgués que ve con un poquito de ternura, mucha compasión, algo de repugnancia y una distancia infinita a la chica que hace las comidas y limpia los retretes? Así era en la realidad:
"La dedicatoria final a dos mujeres que aparecen en sendas fotografías sobreimpresas en la pantalla vestidas de sirvientas no deja lugar a dudas: La nana, segundo largometraje del chileno Sebastián Silva, es un homenaje a las personas que criaron al autor".
Encuentro una entrevista con el director. Desvela su punto de vista: el punto de vista del burgués conmiserativo, el punto de vista clasista:
"La nana cuenta la necesidad de sentirse amadas de estas mujeres".

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