martes, 9 de marzo de 2010

¿Zapata?, yo no sé quién es -balbucea el cantante

Poner en primera del periódico a un famoso con tirón tiene sus inconvenientes, aunque sean famosos gastados por tantos años de comparecencia. Es posible que la renovación no se produzca y tengan que tirar de los viejos rockeros. Es vistoso el estallido de confeti y pólvora mojada que el famoso lustra con su nombre: "El PP es un molusco con tentáculos como medusas". El problema viene si atraídos por la traca se bucea en la entrevista, entonces se leen cosas como estas: 

Cuando veo un mantero con mis discos, tiro de la manta y llamo a la policía. Me está robando.
Cosas que un político profesional no diría jamás, tan tontas, tan ridículas, tan poco convenientes para aumentar la cotización en la bolsa de valores populares. Cosas que empequeñecen a esos famosos, y estropean la causa para la que se les usa, a los que no se debiera preguntar y sólo mostrar en contadas ocasiones, detrás del escenario y aplaudiendo, porque si se les da cancha y se les hace abrir la boca y se les muestra como líderes de opinión entonces aquellos brillos de la portada apenas relucen en la sentina en la terminan cayendo:
P. ¿Qué opina de la muerte del disidente Orlando Zapata?
R. No le conocía. Pero el ensañamiento con Willy Toledo ha sido desmesurado. Viene de los que están interesados por el negocio del conflicto.
P. Pero Zapata no era un delincuente común...
R. Ya, pero es que yo no sé quién es. No tengo una información clara, y el Gobierno cubano tampoco la da. No sé qué creer.
 Esta tarde se presta el cantante a una de esas entrevistas digitales donde los famosos son tan francos y espontáneos que dan lo mejor de sí mismos. Le preguntan sobre lo de Cuba, sobre el festival en el que participó en La Habana, y, efectivamente, da lo mejor de sí mismo:
Nuestro discurso no era político. La paz, o el derecho a la paz, o el derecho a vivir en paz, está por encima de cualquier ideología. Por ello es un denominador común entre todos los ciudadanos. Uno de los grandes logros fue el pacto que todos los artistas allí presentes, con ideologías muy diferentes, conseguimos mantener para de forma universal, como es el derecho a la paz, estar cerca de la gente y del pueblo. Independientemente de la situación que vivían.
Franco y Fidel hermanados por Miguel Bosé. Exactamente, 51 años de paz, algo más del doble de aquellos 25 años de paz, lema de aquel régimen que tanto denostaba la política, como Fidel, como Miguel Bosé y sus compañeros artistas, lema del que tanto nos reímos y burlamos y padecimos.

A Miguel Bosé le secundan, hoy, sus compañeros los artistas, esa indecente reacción. Una pandilla de reaccionarios que defienden un régimen pre o posdemocrático, gobernado por oligarcas del ideal -un ideal roto, descosido y embadurnado de sangre y barro-, y reaccionarios porque quieren recuperar la época del privilegio, aquella en que la nobleza y el clero subyugaban a la mayoría de la población con exacciones y trabajos forzados, ellos, artistas, que reclaman el lugar especial, de privilegio, que tuvo la nobleza.

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